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54 S alvador R os y C alaf San Agustín, que murió el veintiocho de dicho mes y año. “Genserico con sus vándalos, que la gran mayoría eran godos, alanos y suevos, pasó de España al África, y desde las Mauritanias han llegado hasta nuestras regiones y provin- cias, talando, incendiando, destruyendo cuanto resistía a su marcha, obrando con la mayor fiereza y crueldad... Ya no queda en pie más que Cartago, Hipona, Cyrta y otras pocas ciudades”. Así habla San Posidio 103 , obispo de Calama, tes- tigo ocular de los sucesos en la vida de San Agustín. El reino fundado por Genserico duró unos ciento cinco años; desde el 428 hasta el 533; y a más de las seis provincias africanas, comprendió Baleares, Córcega y Cerdeña. ¿Subsistió la jerarquía católica en el reinado de los vánda- los? Sí; los vándalos eran casi todos cristianos, pero no católicos, sino arrianos, esto es, no creían en la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Sus reyes favore- cieron con preferencia y con grave detrimento de la Iglesia Católica a los obis- pos y sacerdotes de su falso cristianismo, pero fueron más o menos tolerantes con los católicos, según las circunstancias. Más así como en España hubo un Leovigildo, hubo también en África un Trasamundo que persiguió con mucha violencia y saña a la Iglesia católica. Le confiscó sus bienes, la despojó de sus iglesias, prohibió la ordenación sacerdotal y la consagración de obispos, y por fin desterró a más de setenta obispos a la isla de Cerdeña a donde, por cierto, se llevaron el cuerpo de San Agustín, que nunca más ha vuelto a África, su tierra, siendo el más ilustre de los obispos desterrados el gran padre y doctor San Fulgencio, que lo era de Ruspa. Estos setenta obispos desterrados a Cerdeña procedían de todas las provin- cias africanas y, por consiguiente, había algunos de la Tingitana. Y en la carta sinódica o pastoral colectiva que desde su destierro mandaron a sus iglesias se da a entender que habían quedado obispos en África y numeroso clero católico. Había además muchos obispos arrianos y muchos donatistas. Hilderico, sucesor de Trasamundo, revocó estas violentas medidas y en vir- tud de esto volvieron a sus respectivas iglesias los obispos que no habían muer- to en el destierro. Reinando Gelimer, pariente y asesino del rey Hilderico, tuvo lugar la famo- sa y victoriosa expedición de Belisario contra los vándalos. Preso y conducido Gelimer a Constantinopla, todas las provincias africanas volvieron a la obe- diencia de los emperadores romano-bizantinos; y Justiniano ocupaba entonces el trono imperial. 103.- San Posidio de Calama fue discípulo de San Agustín y autor de su más importante biografía.
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