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45 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta San Torcuato en Guadix el viejo; San Tesifonte en Vera, pueblo situado no muy lejos del que hoy llamamos Abra en las Alpujarras; San Indalecio en Pechina, situado cerca del que hoy llamamos Almería; San Cecilio en Elvira, que estaba cerca de la actual Granada, que no era entonces más que un gran caserío; San Eufrasio en Andújar; San Segundo en Ávila; y San Esiquio en Carteya. En or- den a los cinco primeros no hay dificultad, todos están dentro del territorio de la Bética; los dos últimos son objeto de controversia. ¿Qué Ávila es la de San Segundo? ¿Qué Carteya es la de San Esiquio? Dicen unos que el Avila de San Segundo es el de Castilla y a esta favorece la tradición, porque allí está su sepulcro desde muchos siglos. ¿Pero fue su primera sepultura? Opinan otros que el Ávila de San Segundo es Albacete y sospechan otros que es Ceuta; es cierto que las tres poblaciones se llamaron “Abyla” o “Abula” en los tiempos antiguos. Con los nombres de Calpe y Abyla se conocieron antiguamente, y aún hoy día Ceuta y Gibraltar. Por otra parte es muy extraño que San Segundo se apartara tanto de sus compañeros cuando su aparición en Guadix, y el hecho de tener cinco de ellos su primera sepultura en la provincia Bética, parece indicar claramente que fueron enviados a evangeli- zar esta región española y que en ella trabajaron hasta el fin de sus días. Con respecto a Carteya son también encontrados los pareceres: hay varias Carteyas, pero las razones ya indicadas nos inclinan a creer que el Carteya de San Esiquio es aquel cuyas ruinas existen todavía no lejos de San Roque y de Puente Mayorga en la bahía de Gibraltar, o Tarifa que también se llamó Carteya. Opinamos, pues, que la religión cristiana fue propagada en esta tierra africa- na por los Varones Apostólicos que la predicaron en la Bética, y entre ellos San Segundo y San Esiquio los que con mejor título quizás que otro alguno, pue- den ser considerados como los propagadores del cristianismo en la Tingitana o España transfretana. Tánger y Ceuta ciudades principales de esta región y próximas a la Península, fueron indudablemente, las primeras, o de las prime- ras, que recibieron las doctrinas de N.S. Jesucristo. Dejemos que los escritores coloquen a San Segundo, unos en Ávila de Castilla, otros en Avila de los Caballeros, otros en Albacete y otros en Ceuta. Opongamos a Cazorla, que pretende tener a San Esiquio por su primer obispo, las razones que militan en pro de los que sostienen que fue el primer obispo de la Carteya, situada en el litoral del Estrecho de Cádiz, sea la actual Tarifa, sea Algeciras, sea Puente Mayorga, sea la ciudad cuyas ruinas existen todavía cerca de San Roque. Que en este litoral hubo un Carteya es indudable, y que este Carteya y aquel Cazorla no son una misma ciudad es también indudable.
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