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43 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta Capítulo IV Predicación del Santo Evangelio en Ceuta Inútil es decir que los fenicios, cartagineses y romanos trajeron a Ceuta to- dos sus errores religiosos, y las costumbres ridículas unas y detestables otras, que procedían de tan envenenadas fuentes. Los dioses que ellos adoraban tu- vieron aquí sus templos y sus altares, sus fiestas y sus sacrificios, aún humanos, sobre todo en tiempo de los fenicios y cartagineses. Trajeron también sus artes y oficios, sus letras y su política, es decir toda su cultura y civilización. Lo que no trajeron fue irreligión e impiedad: fenicios, griegos y romanos, a su modo, eran profundamente religiosos y no toleraban a los enemigos de los dioses. La propagación de la fe cristiana en Ceuta es una cuestión histórica que to- davía no se ha tratado de propio intento, y por lo mismo es difícil resolverla con acierto; la historia civil y la eclesiástica deben servirnos de guía para caminar por esta senda tan poco trillada. Ya se ha dicho que Constantino el Grande subdividió las tres antiguas pro- vincias de la España peninsular; Tarraconense con las Baleares; Bética con la Tingitana y la Lusitana en cinco provincias: Tarraconense, Cartaginesa con las Baleares, Bética, Lusitana y Galiciana o Bracarense, a las cuales añadió la
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