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297 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta quejan tanto, y ni unos ni otros hablan contra los amancebamientos y divor- cios 500 , lo cual prueba que no los había; de haberlos habido los habrían conde- nado como condenaron los matrimonios clandestinos y el abuso de omitir la bendición nupcial. Doloroso es tener que confesar que los antiguos vicios subsisten en mayores proporciones tal vez más que antes, y que a ellos deben añadirse los divorcios, amancebamientos y la prostitución, vicio del que tampoco se quejaron los se- ñores obispos de otros tiempos. A pesar de los vicios públicos denunciados por los pastores de esta iglesia, es ciertísimo que Ceuta era una ciudad muy religiosa, a lo menos, a su manera. El prodigioso número de ermitas y templos, el no menos prodigioso número de cofradías y el asombroso de capellanías y fundaciones religiosas que hacían del territorio de Ceuta una pura memoria de misas y mandas pías, lo prueba de una manera irrecusable. Ese es el espíritu religioso, la fe y la piedad que faltan por completo hace ya muchos años. La usura es un vicio comunísimo y arraigadísimo en esta ciudad. Aún sa- biendo que se toma dinero prestado para satisfacer las primeras y más urgentes y apremiantes necesidades de la vida, se impone un rédito de cuatro o cinco reales por cada duro cada mes. Contra ese vicio detestable el ilustrísimo Sr. Barragán y Vera legó casi todos sus bienes para fundar un banco para prestar al seis por ciento anual a los pobres, principalmente pescadores, de esta localidad. Después de muchas y graves dificultades, a los sesenta años de haber fallecido su piadoso fundador, se inauguró solemnemente con un capital de 70.000 pe- setas, el 8 de enero de 1906. Según la voluntad del fundador, el patrono debe ser, en primer término, el obispo que le suceda en la mitra; en segundo lugar el Ilustrísimo Cabildo Catedral, en Sede Vacante, y en tercer lugar los párrocos. Suprimida la Sede episcopal por el Concordato de 1851, el Sr. Barragán no tiene sucesor en la mitra, ni hay Sede episcopal vacante; por lo tanto con arreglo al testamento del fundador no puede tener lugar sino el tercer llamamiento. Pero así como las cosas se han arreglado de suerte que el administrador apostólico sea ahora el patrono, se habrían arreglado también para que pudiera serlo en su caso el Cabildo. Pero éste renunció su derecho al patronato, como lo prueban las actas capitulares de 25 de enero y 29 de marzo de 1871, en las cuales se lee: “Con sentimiento ha visto insuperable para esta Corporación los inconvenientes que le ofrece el ejercicio del Patronato que en la misma se le declara, y por lo tanto el administrar e invertir los fondos que han de constituir el Banco de Pescadores. Entre las razones alegadas resaltan muy especialmente 500.- Es curioso que lo diga el archivero Ros, porque hay una copiosa serie de divorcios en el Archivo Diocesano de Ceuta que comienza en 1719.

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