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296 S alvador R os y C alaf otros pueblos, y si no pudiera intervenir el foráneo, intervenga otro eclesiástico. Manda que si no fuere culpable, como se había creído, sea devuelto a la iglesia de que fue extraído. Y declara que esta facultad se concede a los obispos de Ceuta por ser aquí muy numerosos los criminales de malos precedentes y que no debe entenderse concedida a los obispos de ninguna otra diócesis de los dominios de España. Las misas llamadas vulgarmente gregorianas no sólo se encargaban ya en- tonces, sino que también los entreintenados , como así llamaban a los encargados de celebrarlas, estaban obligados a rezar otras muchas preces, y estar recluidos treinta días sin poder salir de la iglesia más que para actos del culto u obras de piedad, e ir a sus casas para comer y dormir, pero revestidos de sobrepelliz para que no pudieran divagar. A los contraventores y a los que se valieran de susti- tutos para rezar las demás preces anejas a las gregorianas el ilustrísimo señor Ciabra les impone multas pecuniarias en las Ordenaciones de 1581. Este mismo ilustrísimo señor en la Visita de 1578 prohibió a los hebreos y mahometanos establecidos en Ceuta el ejercicio público de su falsa religión. A unos y a otros manda se retiren de la calle y se escondan siempre que haya alguna procesión, entierro, viático u otro ejercicio público del culto católico, y si no quieren retirarse se descubran o arrodillen según los casos, y multa a los contraventores 498 . Prohibió igualmente bajo las más severas penas las romerías que hacían los mahometanos al sepulcro del Santón Sidi Bel Abes que estaba en la Almina 499 . Estas disposiciones fueron confirmadas por los ilustrísimos seño- res Diego Correa en 1588, Antonio Aguiar en 1619 y Cachón en 1680; desde esta fecha no se habla más de ellas. En cuanto a los cristianos hay graves censuras contra vicios públicos. Los ilustrísimos señores Ciabra, Correa, Aguiar, Ibáñez de la Riva y Cachón en sus Visitas pastorales se lamentan amargamente de la profanación de los días festi- vos, de la falta de asistencia a las misas y sermones, de los juegos prohibidos, de la mohatra y otros contratos y préstamos usurarios, de la blasfemia, ignorancia religiosa, negligencia en el cumplimiento de las últimas voluntades pías, resis- tencia al pago de los diezmos, abandono de la frecuencia de los sacramentos, supersticiones y sortilegios. Los obispos sucesores de los mencionados no se 498.- GÓMEZ BARCELÓ, J.L. “Presencia y vida de los judíos en la Ceuta de los siglos XV al XX”, Jornadas de Historia de Ceuta: Los judíos en Ceuta, en el norte de África y el estrecho de Gibraltar , Ceuta 2014, pp. 185-276. Aporta documentos sobre el encierro de los judíos que vivían fuera de la aljama durante las procesiones. 499.- GÓMEZ BARCELO, J.L. “Los santuarios islámicos de Sidi bel Abbas, Sidi Embarek y Sidi Brahim”, Cuadernos del Archivo Central de Ceuta , nº 17, Ceuta 2008, pp. 325-342, sobre las romerías a Sidi bel Abbas en época portuguesa y su recuperación con la llegada de los mogataces, a finales del siglo XVIII.
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