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265 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta algún documento del expediente se asegura que terminado el examen llegarían probablemente a 30.000. Para remediar en lo sucesivo tantos males, que habiendo adquirido ya de- masiada publicidad, por lo graves y persistentes, la Real Hermandad estaba ya completamente desacreditada, el Ilmo. Sr. Solano propuso a Carlos III fuese privada del privilegio de exención y sometida al ordinario para que este pudie- ra fiscalizar su gestión siempre que lo creyera oportuno; que ya no se ocupara de cautivos y enfermos por haber ya Hospital Real y estarse construyendo el Hospitalito de Jesús, María y José, y se concretara a la asistencia de ancianos desamparados, huérfanos, expósitos y ajusticiados. Y para que esa asistencia fuese más segura y amplia se hiciera cargo del Hospitalito, una vez terminado, a fin de que así recobrara su antiguo esplendor y esta localidad disfrutara de los beneficios de tan hermosa y cristiana institución. El consejo del Sr. Obispo no era malo, pero no fue seguido por causas que se pueden presumir y no se pueden asegurar. La Real Hermandad mejoró muy poco o nada su administración, fue objeto de nuevas acusaciones ante el pro- pio Carlos III en 1780 y 1785, las cuales fueron renovadas en 1790 ante Carlos IV. Uno y otro pidieron informes al Sr. Obispo, que ya antes lo era el Ilmo. Sr. Benaocaz de buena memoria en este obispado, y no los dio nada favorables a la Real Hermandad. Alguna providencia se tomaría para mejorar su administración, pues pare- ce cierto que recobró buena parte de su antiguo prestigio. ¡Lástima que no se mantuviera siempre a la altura de su misión, y conservara su nombre limpio de toda mancha y censura! Quizás estaría aún en pie, llenaría un gran vacío, y ha- ría en Ceuta beneficios inapreciables. Pero no ha podido resistir a las borrascas de este siglo decimonoveno. Lo que no se ha perdido de sus bienes ha ido a pa- rar a la Dirección General de Beneficencia de la que Ceuta poco o nada recibe 435 . No queremos terminar este relato sin hablar de la Obra pía de Peñalosa, la más importante quizás, y sin quizás, de las confiadas a la Real Hermandad de Ntra. Sra. de la Misericordia. A 16 de diciembre de 1780, la Real Audiencia de contratación a Indias, expidió en Cádiz un testimonio por el que consta que el Mariscal de Campo D. Diego de Peñalosa, por testamento bajo cuya dispo- sición murió en 1755 a bordo del Purísima Concepción, en el que venía como pasajero desde Veracruz, fundó en Ceuta una obra pía a favor de sus hermanos, sobrinos y parientes necesitados. La fundación tenía un capital de 7.000 pesos de plata doble, que debía emplearse en fincas y con sus productos líquidos de- 435.- Desaparecida finalmente en 1870, el Ayuntamiento consiguió la propiedad del edificio en 1892 para dedicarlo a asilo de ancianos y orfanato, haciéndose cargo de su archivo, hoy en el AGCE.
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