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263 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta exenta de la jurisdicción del ordinario como la misma Hermandad. Probado todo lo contrario, se prohibió a los PP. Trinitarios ejercer su ministerio en la ermita de San Blas, se castigó a Jorge Espinosa, y se restablecieron las cosas al ser y estado que antes tenían. Parece cierto que la ermita de S. Blas estaba cerca de la catedral entre el ce- menterio, la Brecha, la calle Larga y la Trinidad, en el sitio que después se llamó plazuela de San Blas, y más tarde del santo Cristo. Esta ermita y la casa que la Real Hermandad tenía junto a la catedral fueron destruidas por las bombas de los moros durante el famoso sitio que principió en 1694 y no cesó hasta después de 1720. A consecuencia de esta ruina la Real Hermandad se refugió en el coro, sacristía e iglesia del Real colegio de recogidas o beaterio fundado por doña Juana Arráez de Mendoza y casi del todo destruido después durante el mis- mo sitio 434 . Pero no fue admitida sino con ciertas condiciones estipuladas por escritura pública otorgada en 1732, a saber: que cuando el Real colegio fuese reedificado, la Real Hermandad costearía la fiesta de Ntra. Sra. del Socorro el 8 de septiembre, titular de la fiesta del Real beaterio y aun cuando no lo fuese, su- fragaría los gastos del monumento y la misa todos los días festivos de precepto suministrando además todo lo necesario para ello. En tiempo de Felipe V, año 1737, fue reedificada la iglesia y gran parte del Real beaterio o monasterio, como se lee en la lápida que existe todavía en la Misericordia, pero no se restableció la dispersada comunidad de recogidas. Por esta causa la Real Hermandad siguió en posesión de dicha iglesia, instaló sus oficinas en la parte reedificada del Real colegio y albergó allí a pobres ancianos, huérfanos y expósitos. Celebró la fiesta de Ntra. Sra. del Socorro, no por rigu- rosa obligación, sino por ciertas consideraciones de equidad y justicia, puesto que en parte faltaba la condición esencial de este deber. Costeó el monumento dotado con una huerta que estaba en la Marina del norte y producía 22 reales cada mes; la fiesta de Ntra. Sra. de Guadalupe, dotada perpetuamente por don Juan de Guevara; la fiesta de S. Blas, cuya imagen trajo la Real Hermandad a la iglesia de Ntra. Sra. del Socorro cuando se refugió en ella, no por estricto deber de justicia, porque ni estaba dotada, ni fue convenida en la escritura de 1732, sino por devoción y en memoria de haber tenido la Real Hermandad la ermita del santo; todo esto consta del expediente de la Visita canónica de 1774 hecha por el Ilmo. Sr. Solano. Consta igualmente por la misma que la iglesia de Ntra. Sra. del Socorro era exenta del ordinario como Real Hermandad de Ntra. Sra. de la Misericordia, y 434.- Previamente, como dice CORREA, op.cit., p. 302, estuvieron en la ermita de San Sebastián, en el denominado barrio de la Cerca, es decir, entre la plaza de África y la muralla real, en su parte sur.
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