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252 S alvador R os y C alaf Por ellas principalmente se llama plaza de los Reyes la que se extiende frente al hospital militar. Son los Reyes a quienes Ceuta debe todos sus edificios públi- cos o casi todos, y ciertamente los mejores; a los mismos debe también el haber sido honrada con los más estimados y valiosos privilegios; el haber dado a esta plaza el nombre de Alfonso XII ha sido un acto de ingratitud y un anacronismo. La capilla del Real hospital militar fue construida bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Dolores 415 , tuvo un altar dedicado a S. Pelegrín Lacioso, del Orden de RR. PP. Servitas, y en ella se guardaban las cosas necesarias para el culto en las capillas del Hacho y cuartel nuevo. Por decreto de Felipe V los Sres. Obispos de esta diócesis eran los protecto- res y directores del hospital y en 1734 se ratificó contra el Ministro de la Real Hacienda, y se dispuso que como tal, y como teniente vicario general castrense, no sólo estaba a su cargo celar por el bien corporal y espiritual de los enfermos, sino también el mando de los ministros eclesiásticos, nombrarlos y destituirlos. Por Real Orden de 1739 se fundaron las capellanías para el servicio espiri- tual del Real hospital, y se mandó fueran siempre proveídas en dos religiosos franciscanos quienes habían de residir en el hospital, sobre todo durante la noche, celebrar en la capilla el santo sacrificio de la misa y enseñar la doctrina cristiana a los dependientes y enfermos, pero no podían administrar la comu- nión pascual, debiendo hacerlo el Ordinario o su delegado. Por eso los Sres. Obispos no sólo visitaban la capilla sino también el mismo hospital, asistencia y administración como lo comprueban las Visitas pastorales. Actualmente el pro vicario general castrense nombra un solo capellán de los de su jurisdicción, y se llama el cura de la Plaza. II El hospital de Jesús, María y José es una de las más hermosas y útiles fun- daciones, y está enlazada con otras de la misma índole que es preciso conocer. Sabido es que la redención de cautivos cristianos, y su asistencia en el cautive- rio cuando enfermos, fue una de las atenciones más graves, que preocuparon a España más que a ninguna otra nación por espacio de más de mil años, porque era la que más sentía los rigores de tan dolorosa calamidad. Cuando fue posible, las leyes del Estado impusieron una manda forzosa, dejando la cuantía a la devoción de cada cual, a favor de la obra de redención de cautivos cristianos, cuyo producto, juntamente con las limosnas voluntarias, 415.- La imagen de su titular es la dolorosa arrodillada atribuida a Fernando Ortiz y que se venera en la nave de la Epístola de la Iglesia de Ntra. Sra. de África y es conocida como la Virgen del Calvario.

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