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237 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta Bajo el pontificado de su sucesor D. Manuel Fernández de Torres, fallecido en esta en 1773, consintió que la iglesia de Ntra. Sra. del Valle fuese ocupada por la artillería, y dispuso que la imagen fuese trasladada a Ntra. Sra. de África, donde estuvo durante cinco años. Su inmediato sucesor el Ilmo. Sr. Solano y el Ilmo. Cabildo recurrieron tres veces a S.M. Carlos III, esto es, a 13 de noviembre de 1776 y 17 y 23 de febrero de 1777, pidiendo entre otras cosas, que la Virgen del Valle fuese devuelta a su propia iglesia. El Rey no accedió a su petición, antes bien, contestó que por entonces debía continuar donde aún estaba. Sin embargo, pocos meses después se autorizó la traslación solicitada. Con este motivo el Ilmo. Sr. Solano hace notar que su predecesor el Sr. de Torres murió al año justo de haber consentido la ocupación del Valle por la artillería, y lo atribuye a castigo de Dios, y afirma que, cuando la imagen de la Virgen pasó por delante de palacio en dirección al santuario de Ntra. Sra. de África, se hizo allí tan pesada que no podían moverla cuatro hombres, siendo así que uno sólo era suficiente para llevarla. Asegura igualmente que su traslación desde el Santuario de África a su igle- sia propia fue honrada con dos hechos milagrosos: Doña Josefa Martínez, viu- da de Francisco González, de 90 años de edad, sordísima hacía ya cuatro años, oró a la santísima Virgen y recobró el oído instantáneamente. El badajo de la campana cayó sobre una niña de once años, llamada Sebastiana, hija de José Fernández, y no le causó ningún daño. Todo esto lo testifica el Ilmo. Señor D. Felipe Solano con fecha 15 de noviembre de 1778. Ignoramos si sobre estos tres sucesos se hizo proceso canónico para dejar bien sentada y probada su autenticidad. ¡Bien lo merecían! De todos modos el testimonio del Sr. Obispo merece fe, y por eso lo consignamos para gloria del Señor y de la Santísima Virgen y edificación de los fieles, pues para estos mismos fines obra el Señor cuándo, dónde y cómo le parece oportuno las más grandes maravillas en el cielo y en la tierra. A instancia del mismo Ilmo. Sr. Solano, el Papa Pío VI por Breve de 5 de abril de 1775, concedió indulgencia plenaria perpetua a cuantos visitaran la ermita de Ntra. Sra. del Valle desde las primeras vísperas del 8 de septiembre hasta la puesta del sol del mismo día 8. El hecho de no estar allí entonces la imagen no hace sospechosa la autentici- dad del Breve, porque la ocupación de la iglesia por la Artillería era transitoria, y a juicio del Sr. Solano, por injustificada condescendencia de su predecesor. Por eso había fundada esperanza de que pronto se abriría de nuevo al culto pú- blico, y sería otra vez venerada la santísima Virgen en aquella histórica iglesia.
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