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220 S alvador R os y C alaf El Ilmo. Sr. Velunza, que vino a Ceuta en 1714, en Auto de 25 de enero de 1715 dispuso la reparación de la pequeña y casi inservible ermita de Ntra. Sra. de África -así la llama aún después de las obras mandadas hacer por su predece- sor Vidal Marín-, y la ampliación de la ermita con sus tres naves, pórtico, coro bajo, tribuna para el órgano y espadaña para las campanas. Difícil fue la ampliación de la pequeña ermita de Ntra. Sra. de África. Para proteger las obras mandadas por el Ilmo. Sr. Velunza fue necesario levantar un gran terraplén y empalizada que la pusiera al abrigo de los tiros de los sitiado- res, y permitiera trabajar con menos peligro. Los tres retablos que, según queda dicho, se hicieron por orden del Ilmo. Sr. Vidal Marín para la entonces todavía ermita de Ntra. Sra. de África pare- ce que fueron hechos en Ceuta. En la cuenta presentada por el Sr. Deán don Pedro Álvarez de Acosta, que comprendía desde 1705 hasta fin de diciembre de 1714, hay una partida que dice “Por los alquileres de la casa donde estaban los maestros de los retablos de Ntra. Sra. de África, 397 reales.” Consta por las mismas que alguno de esos retablos fue ajustado por el Ilmo. Sr. Marín en 3.600 reales. Explícitamente se dice que se pagaron a D. Pedro Hermosilla 19.000 reales por dorar el retablo de Ntra. Sra., colaterales y retocar la capilla mayor, y que a Miguel Ortega se le pagaron 630 reales por la pintura de los santos del retablo, gradillas y otras obras. De aquel mismo tiempo data la existencia de un órgano en Ntra. Sra. de África, y consta que por su aderezo se pagaron 4.586 reales. Debemos consignar aquí que a la ejecución de estas obras contribuyó la Cofradía de Ntra. Sra. de África con 3.000 reales, y que no hemos encontrado vestigio de otro auxilio pecuniario para las mismas. Como ya se ha dicho al tratar de la catedral, todas estas obras se costearon con los fondos consignados para la reedificación y decorado de la Catedral, salvo los tres mil reales mencionados, pero con la obligación para el santuario de reintegrarlos a la misma catedral según lo dispuesto por los Reyes Carlos II y Felipe V, de cuyas disposiciones da fe el Ilmo. Sr. Velunza y Corcuera en su Auto de 25 de enero de 1715. No hay para qué repetir lo que ya tenemos dicho en otro lugar: fue esto una grande y lamentable equivocación económica, la rui- na de la catedral y la del mismo santuario, que no arrastra sino una vida pobre, y sin medios para ejecutar una reparación importante cuando la necesite. En tiempo del Ilmo. Sr. D. Tomás Agüero, que vino a Ceuta en 1721, se re- mataron todas las obras dispuestas por sus predecesores Marín y Velunza, y el Ilmo. Sr. D. Martín de Barcia hizo también en el santuario varios reparos, lo adornó con pinturas, colocó sus campanas, y lo consagró el 5 de agosto de 1752 con asistencia de ambos Cabildos XXXV .
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