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194 S alvador R os y C alaf En 1763, bajo el pontificado del Ilmo. Sr. Gómez de la Torre se gastaron 5.336 329 reales para tejar la nave del lado del Evangelio quitando su azotea y re- correr las azoteas de las naves central y de la Epístola. En 1765 para reconstruir un luneto, retejar y recorrer las dos azoteas que aún quedaban se invirtieron cerca de 6.000 reales. Finalmente en 1766 se gastaron 20.345 para quitar las dos azoteas ya mencionadas, sustituirlas con tejado, rehacer otro luneto de encima del coro, retejar la media naranja y otras obras menores, total: 31.741 reales, reparaciones en 4 años solamente. No es solamente la acción destructora del tiempo la que ha causado a esta catedral daños de consideración, sus infortunios le han venido también de las bastardas pasiones de los hombres. En efecto, el día 28 de octubre de 1790 los moros rompieron las hostilidades contra esta Plaza en términos que el Ilmo. Cabildo se vio precisado a fijar su residencia en los Remedios y luego en el Valle, de donde volvió a los Remedios, según consta de los Oficios de 29 de octubre de 1790, 1º de septiembre de 1791 y 7 de octubre del mismo año. Las ruinas que entonces sufrió la catedral fueron de bastante consideración, pues el Ilmo. Sr. Benaocaz ayudó a repararlas con dos mil duros. Amante del esplendor del culto costeó unas preciosas colgaduras de da- masco encarnado con que aún se adorna la catedral y Nuestra Señora de los Remedios: importaron 25.360 reales. A su celo le debe la catedral la custodia de mano, la campana mayor, un juego de 12 capas para las procesiones capi- tulares, y Nuestra Señora de los Remedios le debe una custodia de mano y los grandes lienzos de la Anunciación, Nacimiento, Epifanía y Soledad, obras de D. Diego Gutiérrez, pensionado en Roma por el Rey y Académico de la de Bellas Artes, ejecutadas en 1796 con los cuales formó su retablo mayor 330 . Se debe igualmente al Ilmo. Sr. Benaocaz el relicario que posee la catedral. La guerra llamada de la Independencia contra Napoleón hizo sentir a esta Catedral (como a todas las demás) sus perniciosos efectos. En virtud del decreto de la Junta Central y Gubernativa del Reino expedido en 1809 mandando a todo el clero secular y regular, Hermandades y Cofradías entre- garan en la Tesorería los objetos de oro y plata que no fueran absolutamente necesarios para el culto divino, esta catedral hizo el inventario de las alhajas de que podía desprenderse sin grave incomodidad y quebranto y en él se expresan las siguientes: 329.- En la copia de BAEZA se dice que fueron 5396 reales. 330.- Estos cuadros están actualmente en el altar mayor de la catedral –los de la Anunciación y la Adoración de los Magos- y el de la Soledad en la girola, sobre la puerta de entrada a la sacristía. No se conserva el mediopunto superior que representaba el Nacimiento.
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