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18 S alvador R os y C alaf Joaquín de Llevaneras. El flamante comisario propondrá inmediatamente a fray Cayetano de Inglada como su secretario, pero éste se resistirá, con la excu- sa de continuar en estudio, aunque seguramente previendo problemas futuros, tras la experiencia vivida en Ecuador. Confirmado el nombramiento como secretario, en junio de 1880, Llevaneras e Igualada se dedican a visitar los conventos, surgiendo diferencias de inme- diato entre ambos que, de regreso en Pamplona, en junio de 1881, provocan su dimisión, volviendo a integrarse en su comunidad. Pero la orden aprovecha este hecho para reunir en Pamplona hasta die- cinueve estudiantes de los diferentes noviciados, siendo nombrado fray Cayetano lector y su responsable. Hay que reseñar que algunos de aquellos alumnos serían intelectuales de peso, como fray Ambrosio de Valencina, con una obra escrita de gran importancia, en la que destacan los cinco volúmenes de la Reseña histórica de la provincia capuchina de Andalucía y Varones ilustres en ciencia y virtud que han florecido en ella desde su fundación hasta el presente , o la fundación de la prestigiosa revista El Adalid Seráfico en 1900, que continúa viendo la luz en la actualidad. En noviembre de 1881 marchó a Roma 33 en compañía de fray Estanislao de Reus, para tratar de aclarar la independencia de la orden en relación con los or- dinarios de los lugares en los que se estaban implantando. Es decir, las relaciones con los respectivos prelados que, por ejemplo, ya habían sido complicadas en el caso de la fundación del convento de Sanlúcar con el obispo de Cádiz, FélixMaría Arriete pero que en general estaba afectando a todas las órdenes. Con ese motivo se entrevistaron con figuras tan importantes en la Iglesia del momento como el Cardenal Simeoni, ex nuncio en España y el futuro Cardenal Rampolla, entonces sustituto de la S. Congregación de Negocios eclesiásticos extraordinarios. A su vuelta, continuó su labor tanto en Pamplona como interviniendo en asuntos de la orden, dentro y fuera de España. Fueron, sin duda, años fecun- dos, en los que aparecieron algunas de sus publicaciones y en los que sus pre- dicaciones aparecían en la prensa, como vemos reseñado en El Eco de Navarra , al recordar, treinta años después, un sermón pronunciado en la Catedral de Pamplona el 11 de marzo de 1881 34 y otro más en el convento de capuchinos, el 10 de diciembre de 1882 35 . 33.- GALAROZA, op.cit.¸ p.475. 34.- El Eco de Navarra , 11 de marzo de 1911. 35.- Idem , 10 de diciembre de 1912.

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