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125 Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta desarrollo y arraigo del poder de España en Marruecos, a la absoluta necesidad de contemporizar con Inglaterra, y a la necesidad no menos imperiosa de paz interior y exterior para la repoblación de la Península, incremento de sus rique- zas naturales, y alivio del tesoro público. En 1749 cundió la noticia de que la peste bubónica había reaparecido en Berbería, y en virtud de la justísima alarma que produjo en esta Ciudad que tanto habían sufrido de dicha epidemia seis años antes, el gobernador prohibió toda comunicación de la Plaza con los moros. Pero los hechos más notables ocurridos bajo el mando del Sr. Orcasitas se refieren a la represión de la pira- tería. En 1751 ordenó un reconocimiento en el islote del Perejil situado frente a Tarifa en la ensenada de Almanza y Punta de Leona, a unos 12 kilómetros al occidente de Ceuta y unos 19.700 metros al sur de la mencionada Tarifa. Allí encontraron una galeota pirata que hicieron embarrancar en la costa. En junio del mismo año los buques de esta Plaza que conducían la tropa relevada de los presidios menores fueron atacados por los piratas cerca de la embocadura del Guadaljamara o Río Martín. Creían los agresores que no llevaban sino las tri- pulaciones, trabóse el combate, y los piratas fueron derrotados y ahuyentados. Sin incidentes notables pasó el tiempo hasta 1757; pero en mayo y junio de dicho año Ceuta fue nuevamente objeto de grandes hostilidades. Era su go- bernador el general D. Miguel Agustín Carreño, y el Emperador de Marruecos reunió en el campo fronterizo un ejército de unos 50.000 hombres. Estableció sus campamentos en las Quintas y principió con vigor las operaciones contra esta Plaza. Afortunadamente para España estallaron grandes disturbios en el interior de Marruecos, y una gran parte del ejército sitiador fue retirado para restablecer el orden perturbado. Sidi Mohamed Ben Alí quedó al frente de las fuerzas sitiadoras; pero nece- sidades más urgentes del imperio obligaron al Emperador a retirarlas del todo y abandonar el sitio de Ceuta. Más grave y peligroso fue el que sufrió en 1793 bajo el mando de D. Joaquín Sotomayor. Muley Eliasi nieto del famoso Muley Ismael, vino contra esta Ciudad con un poderoso ejército y con gran tren de batir. Hechos los preparativos para el ataque principió las hostilidades y cier- tamente fueron terribles. Arrojó 4211 bombas y granadas y 1719 balas de a 24 y de a 36 causando los destrozos y el terror que es de suponer, en un tiempo en que España estaba muy preocupada y distraída con los sucesos de Francia. La Plaza contestó victoriosamente al enemigo. Muley Eliasi se marchó a Mequines dejando a un Bajá que prosiguiera el sitio, mas viendo que no lograba el resul- tado apetecido, y desconfiando rendir la Plaza por la fuerza de las armas, ni por otro medio, se retiró, con todo el ejército y Ceuta volvió a su estado normal.

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