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102 S alvador R os y C alaf marítima. A este fin salió la expedición de Ceuta por mar y por tierra debiendo reunirse todas las fuerzas en los Castillejos donde los portugueses ya habían construido un fuerte sobre las ruinas de una mezquita llamada Alminecar 146 . Esta expedición no tuvo el feliz resultado que se esperaba pero pudo regre- sar a Ceuta sin quebranto alguno, después de haber llegado hasta cerca de los derruidos muros que circunvalaban las ruinas de Tetuán y haber causado unas cuatro o cinco mil bajas a los mauritanos. Sin embargo no fue del todo infructuosa pues este suceso y las correrías que hizo D. Duarte Meneses por mandato de su padre en el campo fronterizo intimidaron a los mauritanos y las cabilas de las sierras de Tetuán, Mexequisse y Benamade trataron de hacer las paces con los portugueses de Ceuta. En efecto los moros más influyentes de las indicadas regiones vinieron a esta Plaza ofreciendo la sumisión de sus aduares, y el pago de un tributo anual pro- porcionado al haber de cada familia. No se sabe por qué motivo el Gobernador D. Pedro de Meneses rechazó unas proposiciones tan favorables a la soberanía de Portugal en estas tierras y a la paz y prosperidad de esta Plaza. Algún mo- tivo grave debió tener, pero no lo manifestó; ello es que por este proceder fue censurado por su Rey y que los emisarios moros, vueltos a sus cabilas, resenti- dos del mal éxito de sus gestiones, reanudaron sus hostilidades contra Ceuta. Deseando Portugal extender sus dominios en África vinieron a esta Ciudad, en agosto del año 1437, los infantes D. Enrique y D. Fernando, hermanos del rey D. Duarte con un ejército de siete mil hombres. En esta Plaza se le recrudeció a D. Fernando la enfermedad de que fue atacado en Lisboa, y postrado en cama corrió gran peligro su vida. Repuesto ya de su dolencia, su hermano Enrique salió de Ceuta para Tánger el nueve de septiembre con cinco mil hombres, y D. Fernando embarcó con las galeras en dirección a la misma Ciudad; dos mil hombres quedaron aquí para la defensa de esta Plaza. Ambos hermanos llegaron a Tánger con sus fuerzas respectivas, pero esta expedición fue muy desastrosa para las armas cristianas, y puso en gran peligro la Plaza de Ceuta. Tánger fue en verdad sitiada y combatida, se libraron en torno suyo sangrien- tas batallas, los portugueses hicieron como siempre, prodigios de valor, pero socorridos a tiempo los sitiados por un poderoso ejército conducido por el rey de Fez y su general Lazaraquio 147 los sitiadores tuvieron que rendirse. 146.- Actual Mdiq. 147.- Ericeira le llama Lahaele, y dice era sobrino de Tocin, alcaide de Alcázarseguer. Fernando de MENEZES, Historia de Tánger , Lisboa 1732, Ed., dDel P. Buenaventura Díaz publicada en Tánger en 1940, p. 34.

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