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98 JOAQUÍN GARCÍA-MEDALL a aceptar un pasado de aislamiento, cuando, en realidad, de su estudio solo pode- mos aceptar un pasdo de conflencia que lamentablemente, tiende a la desaparición. La denominación de lengua aislada que se suele dar en los catálogos de len- guas (Tovar y Larrucea de Tovar, 1984; del Moral 2002; Gallardo, 2000; Moreno Cabrera, 1990; Revert y Gallardo (1999; Fabre, 1998) puede responder al hecho de que los lingüistas no hayan podido hallar una filiación cercana a una lengua en términos de similitud genética; o bien que hayan sido incapaces de encontrar un tipo único de descripción en términos de congruencia tipológica. Creemos que, si se revisa lo anterior, algunas lenguas del mundo deberían ser rebautizadas como lenguas mixtas, pero en ningún caso como lenguas aisladas. 6.5. Conclusiones La importancia de la obra del P. Espinosa en la descripción de la lengua cocama es de largo alcance. Los puntos más relevantes de su tarea son los siguientes: 1 Por un lado, establece una clasificación equivocada de su origen a partir del léxico, como corresponde a los comparatistas del siglo XIX; 2 por otra parte, ofrece una realidad dialectal fragmentada (cocama, cocami- lla y omagua); 3 por último, proporciona datos valiosísimos sobre la gramática (1935) y el léxico (1989) y, lo que es más admirable, 4 proporciona elementos que permiten su aprendizaje por parte de misioneros, laicos y los propios hablantes de la lengua cocama (1955) (proceso de nor- malización y de alfabetización). Pese a la inexactitud de la etiqueta, el frasco que nos dejó contiene los elementos necesarios para saber cómo es esta len- gua mixta del Oriente peruano a lo largo del siglo XX. Es evidente que, así como la historiografía lingüística clásica ha de ocuparse de periodos pasados de la historia de la descripción gramatical (hasta fines del siglo XIX), también se hace necesario prestar atención a la lingüística misionera contemporánea. Y todo ello a fin de poder implementar políticas lingüísticas que permitan la supervivencia de lenguas minoritarias y minorizas en entornos socio- lingüísticos de notorio predominio europeo (español, en el caso del cocama). Al día de hoy los hechos, sin embargo, no nos hacen ser optimistas: el cocama parece una lengua mixta, de indudable interés, en periodo de extinción. En 1972 (hace, por tanto, 44 años), Norma Faust calculaba la existencia de unos 10000 hablantes de la lengua cocama. Pues bien, en la actualidad (2016) no parece haber más de 2000. Incluso en este entorno negativo, hemos de reconocer el valor de las descrip- ciones gramaticales y lexicográficas de la lingüística misionera como continua- ción histórica en el siglo XX de parte del trabajo gramatical de españoles y portu- gueses desde comienzos del siglo XVI hasta finales del siglo XX e inicios del XXI y, en especial, la labor descriptiva del muy meritorio agustino P. Espinosa en rela- ción con la lengua cocama del Perú.
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