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92 JOAQUÍN GARCÍA-MEDALL Tiene una ausencia diatética notable (activa/pasiva), suplida, muy a menudo, mediante nominalización de verbos con el sufijo -n y mediante marcas de OI (a un tiempo). Su estructura general es, todavía, bastante aglutinante, postpositiva, con un gran número de complementos (beneficiario o receptivo, finalidad, causa, lugar, tiempo, transformación, etc.), siempre mediante sufijos. Algunos son de origen tupí (cf. los locales, como - rupe , por ejemplo, «alrededor»), pero los más relevan- tes, parecen de origen arahuaco (reflexivo, recíproco, causativo y verbalizador) o desconocido (nominalizador en -n ). La interrogación se manifiesta mediante un sufijo afecto al primer argumento, sin cambio tonal. La negación se sitúa ante V o el SN correspondiente, y no es discontinua, como en muchas lenguas tupí-gua- raníes (guar. ne-…-i ), sino simple y prefijal (con dos morfemas en distribución alternante). Tiene una categoría verbo-nominal no finita, que podríamos deno- minar «infinitivo», ausente en otras muchas lenguas amazónicas. Al contrario de lo que sucede en las lenguas tupí-guaraníes, donde es imposi- ble distinguir, formalmente, la categoría del nombre de la del adjetivo (Dietrich 2000), en cocama la vinculación categorial mayor se produce entre el verbo y el adjetivo, en primer lugar ( tyni vale por «ser blanco» y por «blanco», y su valor categorial solo lo determina el orden oracional, era vale por «ser bueno» y por «bueno», etc.). Esta última macrocategoría (V/Adj) se nominaliza sin dificultad con solo añadir el sufijo -n . En general, el cocama no tiene un sistema de formación de palabras muy desa- rrollado, con apenas un puñado de combinaciones en composición de categorías mayores. Además, resulta difícil advertir casos de incorporación de nombres en el verbo, por ejemplo, tan habituales en lenguas tupí-guaraníes ( Jensen 1987; Pérez Saldanya 1994) o incluso en lenguas aislantes, como el chino. En suma, el cocama se puede describir desde varias perspectivas: 1 Desde la perspectiva genética: genéticamente su origen es desconocido, pero algunas de las lenguas que presentan deíxis de género (su característica más relevante), se sitúan en Asia (Birmania), en América del Norte (EE. UU.), y en la cuenca amazónica, mientras que algunas de sus características funcio- nales más notables parecen relacionarse con las lenguas arahuacas (muchos de sus morfemas funcionales); 2 Desde la perspectiva tipológica: tipológicamente sus mayores parecidos los mantiene con las lenguas andino-ecuatorianas de carácter aglutinante, sobre todo por su «antigramática», o lo que no tiene (relativa libertad de orden argu- mental, ausencia de concordancia flexiva, ausencia de pasiva, falta de artículo, ausencia de marca de género morfológico en el nombre, marca de número no obligatoria, carencia de ergatividad, etc.). Pero otras características son pro- pias de lenguas de tipología muy distinta, flexiva o fusionante: bajo índice de aglutinación (no más de tres morfemas por lexema), sistema temporal que opone presente a pasado (inmediato y lejano) y a futuro, sistema aspectual perifrástico basado en la gramaticalización de ciertos verbos volitivos y de movimiento, etc., desarrollo de un sistema de oración compuesta basado en postposiciones, modo indicativo frente a uno potencial/antiexpectativo, etc. Su orden semirrígido de argumentos así como un sistema de formación de palabras escaso, nos enfrenta con un tipo que tiende claramente a lo aislante;
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