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91 6. SOBRE LA DESCRIPCIÓN DEL COCAMA POR PARTE DEL AGUSTINO P. ESPINOSA Y EL DEBATE ACTUAL SOBRE SU TIPOLOGÍA habituales, etc. Además, parece carecer en origen de marca propia de coordina- ción, de modo que ha adoptado la cópula /y/ del español. No obstante, en lo rela- tivo a otros tipos de la oración compuesta, ha desarrollado varias postposiciones derivadas de postposiciones espaciales que hacen las veces de conjunciones de la oración compuesta, como el guaraní paraguayo (García-Medall 2002), en oposi- ción al guaraní misionero o jesuítico, al chiriguano (Dietrich 2000) o al wayãmpi (Grenand 1980). El orden de argumentos no es del todo fijo: la única restricción es que el sujeto preceda al verbo, pero los otros argumentos solo muestran tendencias posiciona- les. El OD y el OI se distinguen por una marca postpositiva del segundo, frente a la nudez del primero: (S-V): orden inamovible; (OD): orden restringido a dos posiblidades (contigüidad a S-V); (OI): orden libre, preferencial como 1º (preferencia anteposición a S-V); (OC): orden libre (aunque en los OC locales es preferencial como 1º: antepo- sición a S-V); (Morfemas de tiempo): a) en contigüidad, postpuesto a V ; o b) como mor- fema límite de O, postpuesto a N o a Pr. A medida que nos acercamos al núcleo predicativo, la libertad de orden se reduce. El sujeto carece de toda libertad posicional respecto al verbo, puesto que debe anteponerse a él en contigüidad como un morfema ligado (se trata de una típica lengua no pro-drop ). Si se elimina (por ejemplo, en las oraciones impera- tivas), entonces es el verbo quien se coloca en primer lugar e impide el paso a su izquierda de todo argumento. Tanto S como OD carecen de marcas funcionales, pero en el caso del OD la restricción también es por contigüidad, puesto que tiene que aparecer en contacto con el «suprasintagma» (S/V), ya antepuesto, ya pos- tpuesto. Es lengua en donde no hay marcación morfológica, ni casual, ni conju- gación verbal objetiva (Croft 1988), sino adscripción funcional mediante el orden variable de anteposición o de posposición a S/V. Dicho orden semilibre y el hecho de que el OI esté marcado morfológicamente impiden la confusión funcional. En los argumentos periféricos, es notable que se dé también una gradación: los locativos tienden a anteponerse, mientras que los finales, los instrumentales, los modales, etc., parecen manifestar una mayor libertad. Todos ellos se pueden hallar marcados mediante postposiciones. El resultado es mixto: el núcleo proposicional se hace perceptivamente uno por contigüidad (S/V). Los pronombres están necesariamente ligados como pre- fijos a sus verbos. A partir de aquí las restricciones de orden se hacen más laxas a medida que avanzamos del centro a la periferia argumental. En compensación, la morfología de dichos argumentos periféricos (a partir de OI), se va complicando. En definitiva, es como si se tratara de una lengua con un corazón aislante y con unos miembros aglutinantes; en donde el orden primase en lo fundamental (la relación predicativa básica entre S y V, el OD y el OC local y los adverbios oracio- nales), mientras que la rección se impusiera en lo aparentemente más accesorio (los OI y los OC no locales). Se trata, por lo visto hasta aquí, de un sistema con una combinación posiblemente inusual entre orden y rección.

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