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69 4. Traducción, mística y misión apostólica en el Carmelo Descalzo consolidarse hasta 1757, año en que tuvieron que abandonar Ispahán ante la lle- gada del ejército otomano. También misionaron los carmelitas en la actual India, instalándose en la ciudad de Goa (1620), desde donde pasaron a Malabar (1657) y a Mogol (1696-1854). Y no menos importante ha sido el establecimiento de la misión en territorios como Irak (en 1721 y que pervive hasta la actualidad) o China (1719-1791), a la que volvie- ron en 1947, pero de la que tuvieron que regresar en 1951 por la revolución comu- nista. Por lo que respecta a Europa, es importante señalar que los países de mayo- ría evangélica han sido considerados por la Orden como territorios de misión (caso de Inglaterra, Irlanda y Holanda). Como no podía ser de otro modo, la preparación de la misión exige el cono- cimiento de las lenguas y costumbres de los territorios en los que va a desple- garse la acción apostólica. En los Seminarios de Misiones, creados por la Orden, se lleva a cabo esta tarea. El primero tuvo sede en Roma en el convento de Mon- tecompatri (1605), aunque hay historiadores que dudan de que llegara a inaugu- rarse. En 1613 se erigió otro en la Iglesia de San Pablo en el Quirinal, que a partir de 1620 pasó a denominarse de Santa María de la Victoria, en recuerdo del esca- pulario que portaba el carmelita P. Domingo de Jesús María en la batalla de Mon- taña Blanca donde las huestes católicas derrotaron a las protestantes en la ciudad de Praga. Cuando se busca otro sitio en Roma para llevar a cabo esta tarea este se erige en la Basílica de San Pancracio, donde se instala en 1662 y permanece hasta 1872 en que el nuevo gobierno italiano suprime las congregaciones religiosas. Otro gran Seminario se ubicó en Malta, fundado en Cospicua en 1634. Este fue desti- nado principalmente a la lengua árabe, y en él debían estudiar los misioneros des- tinados a Palestina, Siria, Mesopotamia y Persia. Fray Pedro Ortega, en su obra Figuras del Carmelo. Tras las huellas de Teresa de Jesús (Ortega 2013), presenta un importante elenco de carmelitas en el que no faltan los misioneros y entre ellos, como no podía ser de otra manera, algunos traducto- res. Así, por ejemplo: Juan Tadeo de San Eliseo (1574-1634), nacido en Calahorra y conocido en la época como Juan Sanz Roldán. Partió como misionero y legado del papa Clemente VII a Persia, lo que le llevó a aprender las lenguas árabe, persa y armenia. Sirvió como intérprete en la embajada que el rey de España envió al Sha de Persia en la persona de don García de Silva y Figueroa (Ortega, 2013: 120). Su obra nos ha llegado manuscrita y dispersa por la Biblioteca Vaticana, Bodleian Libray de Oxford o el Archivo General de la Orden carmelita. Destacan en ella títulos como Traducción del libro de los salmos al persa , Memoria de los cristianos que en la Persia han bautizado los padres carmelitas descalzos (1607-1621) , Kalenda- riumn scientificum persicum, escrito en latín y persa , Traducción de los cuatro Evange- lios al persa , Doctrina espiritual … traducida al persa o Relación de la misión de los carmelitas descalzos que la santidad de Clemente octavo envió al rey y reinos de Persia. Bernardo de Santa Teresa (1597-1669). Carmelita francés, nacido en Clamecy (Nivers-Francia), fue uno de los promotores del Seminario de Misiones de París (1664) y colaboró con otros misioneros en un Diccionario turco-persiano . Felipe de Santísima Trinidad (1603-1671). Nacido enMalaucène, cerca de Avig- non (Francia), fue misionero en Tierra Santa, Persia y Goa, donde fue prior y maestro de filosofía y teología. Aparte de las lenguas clásicas, hablaba francés,

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