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64 ANTONIO BUENO GARCÍA 4.1. Introducción La traducción ha sido en la Orden del Carmelo una herramienta de exégesis bíblica y de apostolado. El propio san Juan de la Cruz, que aprendió con los Jesui- tas a escribir en latín y a construir versos en este idioma, tradujo a Cicerón, Julio César, Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio, y ha sido visto además como un tra- ductor al uso en su faceta de escritor 1 . No menos importante es la tarea exegética de santa Teresa de Jesús, que al deta- llar las experiencias inefables de su unión con Dios utiliza un lenguaje claro bus- cando siempre ser entendida por las personas sencillas. Debemos poner de relieve que Teresa no era una mujer especialmente culta, que escribió sus experiencias en la lengua recia castellana de los habitantes de Ávila, que ella había aprendido «en el regazo de su madre»; una mujer que sintió rubor ante el estilo grandilo- cuente de las novelas de caballería, que pasó a escribir por necesidad personal y también de su congregación, sin en realidad proponérselo, sin haber estudiado a los místicos. Quizás por ello el arrebato es sincero y la palabra fuente de devoción. 4.2. Traducción y experiencia mística La relación entre la escritura y la experiencia mística está en el trasfondo de este comportamiento discursivo o textual que entronca con la traducción intralingual. Tanto Teresa de Jesús como Juan de la Cruz pusieron un gran empeño en interpre- tar para los otros la emoción interna que les suscitaba la palabra, de manera más coloquial la santa y de modo más erudito y con un mayor grado de éxtasis el santo. García de la Concha ha destacado el papel de la Biblia en la obra del santo, rela- cionando el género de los comentarios con el de la exégesis bíblica y las parábolas (1992, p. 230). Las traducciones del latín acompañadas de explicaciones llevadas a cabo por el santo inducen a pensar en efecto que el santo estaría traduciendo, no se sabe muy bien si ad sensum o ad verbum (Silvestre 2015, p. 10). La citación bíblica en san Juan de la Cruz nos lleva a replantear el ya inseguro concepto de traducción con el reconocimiento de otras formas de traducción en el trasvase de textos originales o traducidos, como la reformulación explicativa, la citación lite- ral/no literal, la exégesis, la explicación, la versión, la interpretación o la traduc- ción propiamente dicha. La moderna traductología debería incorporar esta taxo- nomía de la reformulación lingüística en sus tipologías sobre los procedimientos y técnicas de traducción. La dedicación a la traducción por parte de los carmelitas ha sido también objeto de estudio por parte de algunos investigadores como HugoMarquant 2 , que ha des- tacado como misión fundamental de estos dar a conocer las obras de sus insig- nes representantes, y de hacerlo en ocasiones en el marco de la comunidad, como 1 Cfr . Alicia Silvestre Miralles, La traducción bíblica en san Juan de la Cruz: Subida del Monte Carmelo , Prensas de la Universi- dad de Zaragoza, 2015. 2 V . Hugo Maquant, «Los traductores monacales de Teresa de Jesús (carmelitas, agustinos, franciscanos)», en Antonio Bueno García, La traducción en los monasterios , Universidad de Valladolid, 2004, pp. 153-178. Sobre los traductores carmelitas Ulrich Dobhan OCD y Elisabeth Peeters OCD de las Obras completas de santa Teresa al alemán con motivo del año teresiano 2015, véase Pilar Martino Alba «La recepción de Santa Teresa en la cultura alemana: estudio traductográfico y traductológico», en Javier Campos, Santa Teresa y el mundo teresiano del Barroco, San Lorenzo de El Escorial: Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, 2015, pp. 251-265.

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