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58 RUFINA CLARA REVUELTA GUERRERO completado un año de estancia en Filipinas, fue enviado, por el gobierno de las colonias, a Macao, ciudad portuaria china con la que comerciaban los portugueses, y que por lo mismo se había convertido en asentamiento portugués 26 . El P. Alonso Sánchez irá pues, en 1582, en misión política, dado que el objetivo era ganarse la adhesión de los nuevos súbditos a Felipe II, que había accedido al reino de Por- tugal. También llevaba la misión de comprobar si los españoles podrían entrar en China, tomando como base las Filipinas; la respuesta a este interrogante fue nega- tiva. El mismo padre viajó una segunda vez a China «en un vano intento de con- seguir concesiones comerciales para los españoles de Manila» (O’Neill, y Domín- guez, pp. 1423/1424). En 1584, los jesuitas envían a Filipinas un segundo grupo con nuevos refuerzos. El padre Sedeño (uno de los tres primeros jesuitas que lle- garon al archipiélago), como Superior de la Compañía de Jesús en Filipinas, cree que ya pueden enfrentarse con las tareas sacerdotales que les esperaban; para ello inician el estudio de la lengua de los naturales, el tagalo. Otra misión de cariz también político será la protagonizada, en 1614, por el padre Juan de Ribera —por entonces Rector del Colegio de Manila— y por el padre Pero Gómes, Superior de la misión de Ternate. Ambos fueron enviados por el gobierno de Manila a invitar al virrey de la India a unirse a las fuerzas filipinas en una expedición contra los holandeses que por entonces amenazaban las Molu- cas y las Filipinas. No olvidemos que desde años atrás, los holandeses se enfren- taban a España por dos motivos, uno político, su oposición al sometimiento a la Corona española (bajo el rey-emperador Carlos V, y bajo Felipe II, al heredar éste, a la muerte de su padre, entre otros reinos, Flandes y el Franco Condado); y otro religioso, la inclinación hacia el calvinismo de los flamencos, y la subsiguiente intransigencia religiosa de los católicos monarcas españoles. Ante las manifesta- ciones de los calvinistas holandeses, en 1556 (con destrucción de estatuas y saqueo de diversos templos), Felipe II responderá enviando un ejército, iniciándose con ello una guerra que adquirirá un «aspecto feroz en el que los motivos religiosos y políticos van ligados» ( Joseph Pérez, 1982, p. 194). No es nuestra intención dete- nernos a precisar estos hechos, pero si queremos recordar, como signo de la mag- nitud del enfrentamiento de España con las potencias europeas (Inglaterra, Fran- cia, Alemania, Austria), el objetivo que orientaba el envío de la denominada histó- ricamente «Armada invencible», de invadir Inglaterra, armada que acabó sucum- biendo a la fuerza de los elementos de la naturaleza, en 1588 27 . El enfrentamiento que tuvo lugar en Europa se reflejó también en el medio geográfico del extremo Oriente, lo cual explica la intervención de los padres Juan de Rivera y Pero Gomes ante el virrey de la India. Hacíamos referencia más arriba a cómo el P. Sedeño, siendo superior de la Com- pañía de Jesús en Filipinas, creyó llegado el momento de poder enfrentarse con las tareas sacerdotales que les esperaban, y cómo, para cumplir su objetivo, inician el estudio del tagalo, dado que el primer problema al que los misioneros tuvieron que hacer frente fue el desconocimiento de la lengua de los nativos. Puesto que no eran los primeros europeos que llegaban a Filipinas, los jesuitas utilizaron, en 26 Charles E. O’Neill (S.J.), Domínguez, Joaquim M.ª (S. J.). Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático. Tomo II. pp. 1423-1424. 27 La armada estaba integrada por sesenta y cinco navíos con once mil tripulantes y diecinueve mil soldados. Véase Joseph Pérez. 1982. P. 195.
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