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31 1. EL ESCRITO MISIONERO COMO ACTIVIDAD HUMANÍSTICA Y TRADUCTOGRÁFICA: DOS TEXTOS DE LA PROTOMISIÓN CAPUCHINA de uno de los cuales hace una prosopopeya o descripción que podría servir de prototipo del «buen salvaje» que más tarde utilizaría la literatura de la ilustra- ción: «Hombre muy venerable, de bella estatura y bien formado, buen guerrero, modesto, grave, parco de palabras, gran amigo de los franceses y de tanta autori- dad…» ( Suitte , 333). Un rasgo a resaltar en el relato del capuchino es el obligado sentido nacional (alguien hablaría de chauvinismo) del que, quizás con auténtico convencimiento, hacía gala nuestro capuchino. En el capítulo XVIII hablaría, por ejemplo, «de la facilidad de civilizar a los salvajes a la manera de los franceses y enseñarles los ofi- cios europeos». Y en el VII: «ellos se sienten muy seguros cuando se encuentran en compañía de los franceses» 31 . Fácil sería deducir de ello, con sentido recrimi- natorio, el carácter eurocéntrico y colonialista de esta misión de los capuchinos franceses, le que sería regar fuera de tiesto. 1.5. Juicio crítico de la Histoire de la Mission (Abbeville) y de la Suitte de l´Histoire des choses memorables (d´Évreux): Hacia una reivindicación del escrito misionero En el caso de estos escritos misioneros y, en general, de la empresa colonial en «la Francia equinoccial», una antropología al uso podría sacar a relucir, con inten- ciones descalificadoras, los términos «inculturación» y «aculturación», pero estos términos perderían su valor descalificatorio, si adoptásemos, no tanto una pers- pectiva antropológica actual, sino la perspectiva histórica, única apropiada para juzgar acontecimientos históricos desde los criterios que imperan en los contex- tos en los se produce. De hecho, un estudio sobre Yves d´Evreux de René Seme- laigne, de 1887, cuando la colonización no era todavía un baldón histórico que se colgaba a la nación que la practicaba, se titulaba Un essai de colonisation au Bré- sil . Pero, si bien es verdad que en el caso de estos capuchinos franceses, lo colo- nial fue, más que en otros casos, unido a lo evangelizador («los pobre salvajes que desean vivir a la sombra de vuestra flor de lis […] ellos desean naturalmente a los franceses y detestan a los portugueses», dirá d´ Évreux en carta a Luis XIII), no es menos cierto que el celo humanitario y religioso estaba muy presente en la actuación de ambos misioneros y que los escritos que ellos nos han dejado, ade- más de presentar a la sociedad francesa la empresa colonial nacional, dieron ima- gen y voz a un mundo que todavía resultaba extraño en una Europa ávida de los conocimientos y novedades que les llegaran de la otra parte del Atlántico. Por otra parte, no es ofensa a la dignidad de los pueblos originarios reconocer que Francia representaba, a través de la colonia, el avance civilizador en esta parte del mundo. En resumen, sus contenidos acercan tanto la Histoire como la Suitte al relato ode- pórico misionero, del que sería ejemplo paradigmático el del franciscano colom- biano fray Juan de Santa Gertrudis que aparecería bajo el título de Maravillas de la Naturaleza a finales del siglo XVIII. Ninguno de ambos escritos son una exhaustiva 31 Hasta tal extremo ha llevado el padre Yves su fervor nacionalista que en carta a su provincial de París denostaba la actuación de los misioneros españoles y portugueses: Quant aux sauvages ils s’affectionnent de plus en plus que est ce qui les rend plus fortes que tout le reste. Et quant aux voisiens que l’on pourroit craindre icy, qui sont Portugais, Espagnols et Anglois, ils les haïssent en telle sorte que plutost ils iroient la teste baissée en Enfer que de recevoir le Christianisme par eux, quoy qu’ ils ysoient fort affectionnez comme ie diray cy apres.

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