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196 PILAR BLANCO GARCÍA Conscientes del poco vocabulario que conocían, lo repasabann una y otra vez para estar seguros y templar los ánimos. Llegados a la confluencia de los ríos Dicaron y Cahuimeno oyen voces y Labaka grita: -¡Buto pomopa! ¡Bito pomi hua avopa! Bienvenidos! 29 Y allí se encuentran con Cai, Deta, Agnaento y Yacata que se acoplarían en la canoa para continuar viaje con ellos. Se reencontraron con casi todos los Huaoraní conocidos. Dado que el tiempo era malo y llovía el P. Alejandro aprovechó la ocasión para hacer una grabación que según creía, tendría gran importancia porque se refería al Creador. 30 Este viaje fue provechoso desde el punto de vista de intercambios más cultu- rales que lingüísticos. Desean informaciones sobre las mujeres extranjeras que quieren que vayan a visitarles. Ante las dudas de Labaka por temor a que les hagan daño, le prometen que se portarán bien con ellas. Y siempre terminaban sus reflexiones diciendo que: era absolutamente nece- sario incorporar a la mujer en las tareas evangelizadoras y al estudio de la lengua y cultura Huaorani. Serán numerosos los viajes que se realicen después en canoa o en helicóptero y los intercambios de regalos serán el núcleo más importante. Las hermanas se sumaron a la misión. No tuvieron demasiados problemas con los dos primeros grupos de Huaorani, pero sí con el tercero: los Tagaeri. Al enterarse de que la petrolera iba a adentrarse en sus territorios Monseñor Labaka y la Hermana Inés decidieron ir a avisarles. El resultado no pudo ser peor. En helicóptero los llevaron para conversar con ellos; volvió a buscarles, pero aún no se había dado el encuentro y regresó al punto de apoyo y al querer volver no pudieron dar con ellos. Al día siguiente cuando llegaron al bohío Tagaeri el 29 Ibidem p. 140 30 Sabemos que hay fotos de grabaciones. Lo que significa que había iniciado un trabajo serio para conocer la lengua. Sin embargo, las grabaciones no están o no se han encontrado.

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