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195 13. TRADUCCIÓN DE LA CULTURA DE LA AMAZONÍA ECUATORIANA AL ESPAÑOL: LA CRÓNICA DEL CAPUCHINO P. MANUEL LABAKA Si la preocupación de la lengua es una constante, los derechos de los indíge- nas tampoco se quedan atrás. Nunca los habían puesto en duda, tampoco habían dado un paso para reclamarlos. Creyeron que había llegado el momento y prepararon un informe y una solicitud al Supremo Gobierno Nacional, pidiendo que se respeten los Derechos Humanos y se adjudique una Reservación para todos los grupos, formando una Región Huaorani. 27 Esta solicitud presentada por la Misión Capuchina va ser aceptada, en la reu- nión de Limoncocha, por todos los grupos relacionados con los Huaorani y harán una petición oficial al Gobierno. Los capuchinos quisieron saber si, el grupo de los Huaorani de Cahuimeno, con los que ellos trabajan, habían intervenido en la matanza. No recibieron contestación. Siete meses después el P. Alejandro viajará, de nuevo a Limoncocha para ente- rarse como iban las cosas entre los Lingüístas, los Huaorani y Cepe. Cepe había accedido a realizar unos vuelos de helicóptero para unos contactos con los Hua- roni, pero llevando en ellos a tres o cuatro Huaoroni civilizados y dejando mar- ginado al grupo de los Huaoraní, al que los lingüistas llamaban el grupo de Nam- pahuoe, que era con el que ellos trabajaban. El P. Alejandro volvió a preguntar si eran los más implicados y comprometidos en las reciente matanzas de trabajado- res. No recibió ninguna respuesta. Cuatro días después el P. Alejandro estaba en Coca esperando el helicóptero que le habían ofrecido con seriedad , pero que no llegó. En cambio le concedieron otro para visitar a los grupos civilizados de Tzapinio y Tihuaeno y así poder inter- cambiar ideas con la Srta misionera Patricia Kelly. En el grupo de los Huaoraní que les dieron la bienvenida estaba Peigomo. El P. Alejandro quedó sorprendido, agradablemente, por el saludo y la alegría con que le recibió Peigomo. Preguntado por la impresión que tenía de nuestras visitas a su grupo contestó: Que les gustaba que fuéramos, pero que estuvieron por matarme porque una de las veces no había llevado collares que me habían solicitado, como posteriormente se los llevé quedaron contentos de nuevo. Que más tarde alguien del grupo había muerto por enfermedad y que dijeron que tenían que matarme. 28 13.10. Incorporación de la mujer Después de las muertes de los trabajadores del CGG y teniendo en cuenta las advertencias del Instituto Lingüístico de Verano, estuvieron más de un año sin visitar a los Huoaroni Previa autorización de los superiores, Labaka decidió hacerles una visita. Todos pensaban que estaban locos y que iban a poner en peligro sus vidas. Así que sólo una persona estaba dispuesta a acompañarle: Mariano Grefa, a quien pidió que bus- cara algún otro voluntario. Su medio de transporte seria la canoa por el río Yasuní. 27 Ibidem p. 122 28 Ibidem p. 131

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