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173 12. Las culturas de la Amazonía peruana en los escritos misioneros de José Pío Aza:huarayos y arasairis de 1920 y se publicó en 1928 como anexo de la reedición de sus «Apuntes para la Historia del Madre de Dios», reside en que fue el primero que se realizó sobre el sureste peruano y el que más exactitud ofrecía sobre las regiones de Madre de Dios y Urubamba. En los mismos «Apuntes para la Historia del Madre de Dios» (1922) realiza un estudio histórico sobre este departamento, en el que comienza denun- ciando los errores cometidos en las investigaciones geográficas previas, desde los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega hasta los estudios más recientes. En suma, Aza dejó escritos, aparte del ya mencionado, otros siete trabajos de carácter histórico-geográfico con los siguientes títulos: «Un documento revela- dor (1916)», «Posiciones geográficas del Madre de Dios (1923)», «Extracto de la Memoria de las misiones de Santo Domingo de Urubamba y Madre de Dios (1923)», «Alturas sobre el nivel del mar en el Madre de Dios y el Urubamba (1924)», «Hidrografía del Departamento de Madre de Dios (1927)», «En aguas del Piedras y del Purús. Siete meses de navegación (1910)», y «La fundación de la Ciudad del Bierzo (1934)». 12.4.2. Etnografía: huarayos 7 y arasairis De entre las distintas áreas que abarcó, la etnografía fue la que en menor can- tidad y profundidad estudió. Sus investigaciones en este campo se presentan a menudo en el marco de los trabajos históricos y lingüísticos, bien al introducirlos y contextualizarlos con información etnográfica sobre la etnia cuya historia o len- gua estudia, bien al insertar glosas de carácter etnográfico que acompaña o define las entradas de sus vocabularios. Aunque de menor cantidad y calado que los estu- dios lingüísticos, poseen indudables rasgos de «autenticidad científica», confe- ridos ante todo por la metodología de investigación y análisis que proporciona el conocimiento de las distintas comunidades indígenas (cf. Aza 2009, p. 107). Si bien es cierto que contactó con numerosas etnias amazónicas en misiones y expediciones, sus aportaciones a este campo se centran en las etnias huaraya, arasaeri y machiguenga, con mayor profusión en esta última (que, como hemos comentado, trata M. Á. Vega en el siguiente volumen de esta colección). La pobla- ción huaraya (ese eja) fue una de las primeras etnias amazónicas que conoció el dominico lenense, en 1909. Como glotónimo, el huarayo o ese eja es una lengua de la familia tacana y tiene dos variantes dialectales: el beniano (o palmarrealino, en Bolivia y Perú) y el tambopatino (o baawaja, en Perú), al que corresponden los trabajos de Aza. Por su parte, los arasairi —también denominados arasaeri, harak- but o mashcos entre los misioneros dominicos— son un grupo de la etnia hoy denominada harakmbut. Su lengua es una variante dialectal de la lengua harak- but o harakmbut, perteneciente a la familia lingüística del mismo nombre. En la 7 En la actualidad se aconseja utilizar el endónimo ese eja («gente verdadera») para referirse a los miembros de esta etnia, debido a las connotaciones peyorativas que sugiere el término huarayo (cf. Chavarría, 2008, pp. 10-13). Visto que Aza en ningún momento utiliza el histórico etnónimo huarayo de forma despectiva, no podemos desechar aquí la terminología pioaziana, pre- cisamente por ser la denominación utilizada en su obra y por dedicarle el autor una aclaración etimológica en «La tribu hua- raya (1930)» (Aza 2009, p. 130).
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