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172 DAVID PÉREZ BLÁZQUEZ la musicología o la lingüística, cimentando en muchos casos las modernas disci- plinas amerindianistas. Con todo, el impulso económico que vivió la Amazonía a principios del siglo XX no vino acompañado ni fomentó la investigación rigurosa ni el conocimiento de su historia y geografía, que por entonces era muy limitado y estaba cargado de errores (Aza 2009, p. 29; cf. ibidem, p. 40). Por consiguiente, conocer la geo- grafía, la historia, las distintas lenguas y las culturas de los nativos del departa- mento constituía una prioridad para los misioneros, puesto que de ello dependía en gran medida el éxito de su misión evangelizadora. Según el propio Aza (2009, p. 78), al margen de propagar el evangelio, que es el fin principal de las misiones, «es también un deber imperioso de todo misionero ir corrigiendo datos y noti- cias que puedan contribuir al progreso de las ciencias y dar una idea más exacta y completa de la región en que vive». Siguiendo estas directrices y con el objeto de fomentar la información y el estudio de la vida, cultura, geografía, etnias, etc., de la zona confinada al Vicariato, en 1919 fundó con el padre Victorino Osende y monseñor Ramón Zubieta la ya mencionada revista Misiones Dominicanas del Perú, que se convirtió en el primer y principal instrumento de divulgación cientí- fica de los misioneros en este país. Aza publicó en esta revista, además de en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima (1924) y en La Opinión Nacional (1923-1924), múltiples investigaciones de carácter geográfico, histórico, etnográfico y lingüístico sobre la Amazonía madre- diosense. Su contribución a estos campos es innegable y, como veremos, ha sido refrendada por instituciones dedicadas a la investigación, como la Sociedad Geo- gráfica de Lima o la Sociedad de Americanistas de París, así como por las autori- dades peruanas. 12.4.1. Historia y geografía Su aportación más destacada en materia geográfica fue dar a conocer al mundo la geografía y la hidrografía de Madre de Dios, explorando ríos que hasta entonces no aparecían en la cartografía oficial. Estos estudios, que fueron fruto de sus lar- gas expediciones y que corrigieron varios errores de publicaciones existentes, le valieron la condecoración con la Medalla de Oro y el nombramiento como socio de la Sociedad Geográfica de Lima, a cuyo amparo publicaría en su Boletín y dic- taría numerosas conferencias. El primer mapa del territorio del Vicariato Apostólico de Urubamba y Madre de Dios se elaboró, por encargo de Mons. Ramón Zubieta 6 bajo la dirección de Aza. El gran valor histórico de este trabajo cartográfico, que se concluyó antes 6 En 1903, Ramón Zubieta, pionero en las misiones del Madre de Dios, estableció el verdadero curso del río Paucartambo, «esclareciendo uno de los enigmas geográficos que estaban por resolverse a principios del siglo». En 1915 la Sociedad Geográ- fica de Lima le otorgó la Medalla de Oro de su corporación, por haber hecho la exploración más importante en los primeros 25 años de la Sociedad. El 28 de octubre de 1964, la misma Sociedad volvió a rendir homenaje al «explorador Zubieta», misionero dominico nombrado primer Prefecto Apostólico y después Obispo del Vicariato Apostólico de Santo Domingo de Urubamba y Madre de Dios, ahora de Puerto Maldonado, y miembro destacado de la Sociedad Geográfica de Lima (Soria, 1998: 826 y 827). Ramón Zubieta, José Álvarez, Pío Aza y Gerardo Fernández fueron algunos de los misioneros dominicos distinguidos y con- decorados por esta institución (Soria, 1998: 826). Otros destacados misioneros de la Orden en aquella región fueron Vicente Cenitagoya, a quien se debe el descubrimiento de los petroglifos de Shinkibenia (Aza, 2009: 111) y Wenceslao Fernández, que publicaría en una obra de Etnología y medicina salvaje en el Boletín de la Sociedad (Aza 2009, p. 79).

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