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132 MARÍA CRUZ ALONSO SUTIL cómo la palabra impresa ha afectado el pensamiento de la humanidad en el trans- curso de los últimos quinientos años». A su llegada a México en 1528, fray Juan de Zumárraga se da cuenta de la nece- sidad de imprimir in situ obras destinadas a la enseñanza y la evangelización de la población indígena. De vuelta a España, entre 1532 y 1534 20 , presentó este pro- yecto al Consejo de Indias, además de solicitar la primera biblioteca de la Nueva España. El obispo aprovechó también para visitar el almacén del impresor sevi- llano más importante de la época, Juan Cromberger, inició las negociaciones con él, a instancias también del virrey Mendoza para que llevara a México la imprenta y le compró los libros destinados a constituir el núcleo de esa biblioteca mexi- cana. Este impresor de origen alemán había comenzado a trabajar en la imprenta con su padre desde 1525 y ya en 1527 lo haría por su cuenta. Todo parece indicar que del viaje a Sevilla, Zumárraga, además de proveerse de elementos eclesiásticos para su diócesis, se llevara consigo a Esteban Martín imprimidor , con toda probabilidad de la casa de Cromberger 21 . No parece que haya una opinión unánime entre bibliógrafos e historiadores a la hora de reconocer quién fue el primer «imprimidor» en América. Sostiene Carreño que en 1536 Esteban Martín imprimió, en su pequeño taller, La Escala Espiritual para llegar al cielo de Juan Clímaco, siendo traducido del latín al caste- llano por fray Juan de la Magdalena. Aseguran que fue el primer libro aparecido en América. Sin embargo el historiador y cronista dominico Dávila Padilla, en un documento incluido en las Cartas de Indias, sostiene que el primer libro salido de las prensas de Juan Pablos fue la Doctrina Cristiana escrita en lengua mexicana y castellana . Se imprime en 1539 en Nueva España por encargo del obispo Zumá- rraga. Algunos historiadores consideran que hubo otros más antiguos que esta doctrina, pero no se conservan ejemplares 22 . Juan Cromberger, propietario y mercader, en aquella época, de libros en Sevi- lla obtuvo, junto con su familia, el privilegio del virrey Antonio de Mendoza y fray Juan Zumárraga, obispo de México, no sólo de llevar a México cartillas y libros, sino también de ser el único en tener una imprenta enMéxico. Será Giovani Pauli, impresor de origen italiano y conocido como Juan Pablos, quien se encargue de la sucursal de la imprenta de Cromberger en México. Salió de Sevilla a mediados de junio de 1539 y antes de que acabara el año sacaría a la luz enMéxico la Breve y más compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana . Su nombre no figuraría pues, según lo pactado en el contrato, en todas las ediciones que salieran del taller y que rezaba que debían llevar la leyenda «en casa de Juan Cromberger», compromiso que mantuvo mientras estuvo vigente aquel contrato. Y así fue como estableció Juan Pablos, representante de Juan Crom- berger, su primera imprenta en la llamada «Casa de las Campanas», propiedad del obispo (Toribio Medina, pg. LXVIII). Figuraba en el contrato, además del 20 Es posible que incluso antes de 1534 Juan Cromberger hubiera importado a Sevilla desde el extranjero —mediante la efí- mera compañía de libreros establecida en Salamanca y Medina del Campo en imitación de la Grande Compagnie des Librai- res de Lyon— grandes cantidades de libros destinados a la colección de Zumárraga en México. Véase Marta de la Mano Gon- zález «Mercaderes e impresores de libros en la Salamanca del siglo XVI », Acta Salmanticensia, Estudios Históricos &Geográficos , 106 (Salamanca: Universidad de Salamanca, 1998), pp. 188-190. 21 Alberto M. Carreño, opus cit., p. 57. 22 Margarita Bosque (1995) «Tesoros bibliográficos mexicanos: México, primera imprenta de América», México: UNAM y en H. Lenz. Historia del papel en México y cosas relacionadas . Revista ejournal [En línea]. Disponible en: http://www.ejournal.unam . mx/historia_novo/ehn16/EHN01629.pdf [2006, agosto 20].

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