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128 MARÍA CRUZ ALONSO SUTIL que ha resuelto «abandonar el mundo con todas sus cosas y hacer vida de ermi- taño para dedicarse más a Dios» 6 . Yo tengo determinación, dice a su compañero, de hurtar el cuerpo al mundo y sus ocasiones, y quisiera vivir vida solitaria, donde desterrado del regalo y frecuencia de las ciudades, acabase por entender que toda vida es destierro y donde pusiese del todo mi amor en la patria (celeste)… 7 Se despide de su amigo Arconada a quien promete volver para dedicarse al ser- vicio del Señor. Cinco años permaneció en la isla Ponza, cerca de Nápoles; sin embargo, durante todo este tiempo, Betanzos no olvida el compromiso contraído con su amigo y decide abandonar temporalmente su refugio. A su regreso a Sala- manca descubre que Arconada había decidido tomar el hábito de los dominicos en el convento de San Esteban, Betanzos desolado, va a su encuentro. Tras de aquellas naturales expansiones y de obligarle a que trueque su vestido por otro, Arconada y Betanzos quedan solos para comunicarse sus nobles anhelos y tras un largo batallar con el ideal que Betanzos tiene que acabar su vida de retiro solitario, que sólo temporalmente quiso abandonar, somé- tese a las empeñadas argumentaciones de su amigo, y acepta alistarse bajo las banderas de Domingo de Guzmán 8 . Su segunda etapa coincide con el ingreso en el noviciado, en Salamanca (1510), con su profesión y con la incorporación a la misión en la línea de Pedro de Cór- doba (1513). Es el momento de las tensiones producidas a raíz del famoso Sermón de Montesinos y la plena actividad dominicana a favor del indígena. Hechos que se constatan con los diferentes «textos escritos por los dominicos y franciscanos ante las encomiendas y requerimientos de los jerónimos» o los informes envia- dos a España, sin embargo Betanzos no participará en esta «batalla», ni hablará hasta el momento en el que envía a la Corte un memorial firmado con su nombre defendiéndose de las acusaciones atribuidas 9 . Acompañado siempre de la auste- ridad y pobreza, Betanzos tomó rumbo a la isla Española donde permaneció 12 años (1513-1526) antes de llegar a la Nueva España. Con la experiencia de la misión en la Española o no, lo cierto es que Domingo de Betanzos junto con otros frailes decide unirse al grupo que llega de España y seguir rumbo a México. Se inicia aquí la tercera etapa de su vida, quizá la más con- trovertida, pues se convierte en protagonista de la presencia dominica enMéxico. Poco a poco su labor fue dando fruto y empujado por la necesidad de expan- dir los dominios de su Orden hasta donde su salud le permitiera, unido al deseo de ayudar a los nativos, decide ir hasta Guatemala (1529) 10 acompañado de tres 6 Juan R. Cabal (1967): Betanzos. Evangelizador de México y Guatemala, Ed. Ope, Villava, Pamplona, p. 18. 7 Agustín Dávila Padilla (1625): Historia de la Fundación y Discurso de la Provincia de Santiago de México de la Orden de Predica- dores. Por las vidas de sus varones insignes y casos notables de Nueva España. Bruselas: Casa de I. de Meerbeque, MDCXXV, p. 8. 8 Alberto María Carreño (1980): Fray Domingo de B etanzos. Fundador en la Nueva España de la venerable orden dominicana. Biblioteca enciclopédica del Estado de México. México. Edición facsimilar de la de 1924, p. 29. 9 Adolfo Robles Sierra (1989): «Una aproximación a Domingo de Betanzos. A propósito de su carta de 1540» en Los Domi- nicos y el Nuevo Mundo. Actas del II Congreso Internacional. Salamanca, 28 de marzo-1 de abril de 1989, p. 230 y Cabal, Juan R. (1967): Betanzos. Evangelizador de México y Guatemala, Ed. Ope, Villava, Pamplona, p. 125. 10 Juan Cabal (1967): Betanzos. Evangelizador de México y Guatemala. Ed. OPE, Villava, Pamplona, p. 160.

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