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127 9. FRAY DOMINGO DE BETANZOS, IMPULSOR DE LA IMPRENTA EN NUEVA ESPAÑA Y DE LA TRADUCCIÓN DE LA SANTA ESCALA, DE SAN JUAN CLÍMACO, POR FRAY JUAN DE LA MAGDALENA 9.2. Contexto histórico La historia nos obliga a remontarnos a 1206 cuando Santo Domingo de Guz- mán, procedente de la Península Ibérica, llegaba a Toulouse (Francia) para fun- dar la Orden de Santo Domingo y combatir la herejía albigense. Un compro- miso que surgiría en el contexto salamantino y que no tardaría en expandirse por Europa y América, gracias a fray Domingo de Mendoza, que fue quién llevó la Orden a las Indias 1 . Es indudable que la conquista del Nuevo Mundo supuso una gran preocupa- ción, pues la crueldad y tiranía de los conquistadores chocaba con el mensaje evan- gelizador de los frailes predicadores. Sirva como ejemplo el malestar provocado a raíz de los sermones dominicales pronunciados por fray Antonio de Montesinos. Comenta Fernández Rodríguez que después de la conquista de México, entre las preocupaciones de Hernán Cortés estaba «la evangelización de aquel pueblo y el sentido cristiano de las encomiendas» 2 . En una de las cartas dirigidas al Empe- rador le solicita que sean frailes mendicantes los que se ocupen de la evangeliza- ción de esas tierras, concretamente le expone que sean franciscanos y dominicos. 3 Refieren los cronistas que fue en 1510 cuando los primeros dominicos, enca- bezados por Fray Pedro de Córdoba, llegaron a la Isla Española. Las buenas noti- cias que llegaban al convento de Salamanca hicieron despertar en muchos de los frailes, entre los que se encontraba fray Domingo de Betanzos, cierta inquietud y mayor necesidad por seguir los pasos de la primera expedición de sus compañe- ros hacia el Nuevo Mundo y, como hicieran ellos, ocuparse de la conversión de fieles. Así, la primera barcada de los dominicos llegados a México saldría de San- lúcar de Barrameda antes del 15 de febrero de 1526, a la que se uniría más tarde fray Domingo de Betanzos 4 . 9.3. Fray Domingo de Betanzos: viajero infatigable Nace en León entre 1470 y 1480, en el seno de una familia noble y acomodada. Aunque fue bautizado con el nombre de Francisco, más tarde, al hacerse religioso, lo cambiaría por el de Domingo. Educado tanto en la ciencia como en la santidad y de conducta intachable, su familia no dudaría en enviarle a la Universidad de Salamanca donde cursó Artes para dedicarse más tarde a estudiar Derecho Civil. «Universitario brillante a la vez que inconforme, retraído y ensimismado que huye de la compañía de los demás al no encontrar la satisfacción que busca» 5 . Durante esta primera etapa de su vida despierta en él la necesidad de entregarse por completo a la vida contemplativa como así se lo hace saber a su gran amigo, Pedro de Arconada, a quien había conocido en la Facultad; Betanzos le confiesa 1 Pedro Fernández Rodríguez (1994): Los Dominicos en la primera evangelización de México . Ed. San Esteban, Salamanca, p.17. 2 Pedro Fernández Rodríguez (1994): Los Dominicos en la primera evangelización de México . Ed. San Esteban, Salamanca, p. 17. 3 «Y en las Ordenanzas de Hernán Cortés fechadas también en el año 1524 trata la cuestión de las Encomiendas. Téngase en cuenta, además que la prohibición de los templos paganos y de los ídolos era una consecuencia necesaria del primer manda- miento de la ley de Dios, que obligaba, según la mentalidad de entonces, no sólo a destruir la idolatría, sino también a destruir sus símbolos religiosos haciendo así un bien a todo pueblo idólatra». (Fernández Rodríguez, Pedro (1994): Los Dominicos en la primera evangelización de México . Ed. San Esteban, Salamanca, p. 93. 4 Ibídem , p.95. 5 Alfonso Trueba (1955): Dos libertadores: Fray Julián Garcés y Fray Domingo de Betanzos, nº 24, ed. Campeador. México, p. 23.

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