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EXORDIO. 91 ··umparación de Cicerón: como una flor que sale de su tallo: .\,•d penitus ex ea causa r¡u(e tnnc auattw, cfflo,··nisse. "In- 1 "rpre~an muy mal esta reg-la aquellos oradores que en el •·xordio entran casi de lleno en la materia, antieipando ra– wnes que deben reservar para la confirmación, y haciendo ntsi un primer discurso, que después repiten y amplían: se– mejante conducta roha sn novedad á los arg-mmmtos y los <lebilita : no es raro, sin embarg-o, oirá algunos preclicado– res introducciones de tan mala especie." Así se expresa el ;.ir. )lartínez y Sauz. 173. Regla 2. " Acerca la Forma: 1." 8encillc; : no se eonfunda con el desatino, que desagrada; 2." Co·J'J'et:cion : evitando la negligencia, y procurando el lenguaj e castizo, para evitar descle el principio una desfavorable impresión; :l ." Entonacion tranquila : procediendo en todo por grados ; -!." B·re~'C(Üul: que de!Je ser proporcionada. 174. Regla 3.' Acerca el Orador : l." j!fodcstia; 2." &ntülad. Para ello véase la lecciím XL y última, y refle– xiúnese bien sobre sn contenido. LECCIÓN XII. Propo6ición. 175. La P1'0J!OS-icio·n es el punto céntrico á donde, como i'Ílíneas convergentes, van ii. terminar las idetts principales del Exordio, y de cuyo punto vuelven á salir, como líneas uivergentes, para su ¡;ompleto uesarrollo y espansión en to– cio el cliscurso. _-\quí se ve c¡ué oficio tan principal tiene la P.roposü;io'n en el cliscurso, pues resume del Exordio la esencia del sermón como en germen, para desarrollado des– pués en todas las partes del discurso, como en frondoso ár– bol cargado con todas las flores y frutos de una brillante y vigorosa elocuencia. Es del todo magnífica esta expresión

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