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84 J,ECCIÓ.N X. tiene más influencia sobre el éxito del discurso. 'l'oda sn gloria depende de este primer orden ó disposición del cua– dro. El plan debe abrir un vasto y fecundo campo á la elo– cttencia. Si es demasiado circunscrito os coloca fuera de vuestra materia, en vez de colocaros en el centro del asun– to." De aquí es que el orador fácilmente puede extraviarse y extraviar la atención de los oyentes si para fijar un plan y ejecutarlo no tiene presentes las siguientes reglas: 144. l ." Regla. Desde el momento que se ha acertado á trazar un plan natural y sencillo, ya puede asegurarse que se ha entrado en un camino llano y espacioso, por el qHe se marchará rápidamente y sin temor. 145. 2." ..sola la meditación de la materia puede inspi– rar un plan acertado, dice el Dr. Martínez, porque no sólo comprenderá los principios ele donde flnyen las consecuen" cías, sino que beberá en abundancia las aguas en la misma fuente, y no necesitará buscarlas en riachuelos como hacen los ingenios tardos. ¡Cuántas veces nos ha sucedido que al trabajar sobre un plan que creíamos bien meditado, las nue– vas reflexiones que nos sugería la composición nos han des– cubierto un plan más acertado que el primero!" 146. 3." La wddcul es cualíclad esencial, sin la cual no podría existir un buen plan. La unidad agrada al hombre, y es, según San Agustín, la forma de la belleza: Cum omni:; po1·ro pulclu·itudinis fo¡·mu tmitas sit. Unidad de partes, que haya un perfecto enlace y trabazón ; unidad de miras, en que totlo converge á su centro, y con esto resulte un discurso compacto y sólido. Lo que hace fnerte y vigoroso al cuerpo humano, dice á este propósito Quíntilíano, es la unión y perfecta correspondencia de todos sus miembros. No debe causarnos pena desechar animosos cualquier idea que no quepa en nuestro plan, ó pueda romper su unidad. Es notable esta sentencia de Fenelón: "En un discurso no debe haber nada, absolutamente nada, que pueda ser cor– tado sin tocar á lo vivo. " 147. 4." Debe una idea culminante que abrace todo el asunto dominar en todo el plan, y á la cual se deben referir las ideas secundarias ó accesorias. Determine el predicador claramente el punto al cual se dirige, y el pensamiento que

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