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SER~!O:NARIOS. 81 ruientos perfectamente desarrollados; bellezas sin cuento "sparcidas en esas magníficas composiciones. Allí por el bri– llo de las imágenes, la grandiosidad de las figuras, el fuego de la frase y la armonía del estilo, por el resorte oculto del a.rte se ponen en movimiento las pasiones más vehementes del hombre, y se tocan las fibras más delicadas de sn cora– zim. Este estudio convida, pero no puede abusarse de í1l. l'ara el buen uso de los sermonarios deben tenerse presen– lns las siguientes reglas: 136. Regla l." Aquellos predicadores que, sin otros •·studios de oratoria, y sin más recursos que su buen deseo, sn lanzan á la carrera del púlpito, los sermonarios deberían sor el todo para ellos, dice el Dr. Sánchez Arce. 137. 2.• No deben imitarse exactamente el estilo y for– mas que se han estudiado, pues esto con frecuencia emba– ntza, y no permite el vuelo necesario al propio genio. Estos modelos sirven no tanto para vaciar en ellos con escrupulo– si!lad los pensamientos, cuanto para asimilarlos. 138. 3." No desanim<trse si uno se ve lejos de su mode– lo , y considerar si tales <lefectos son esenciales, que enton– ,·.es deben corregirse; si accidentales, no hay que pensar <¡tlc debemos motlelar rigurosamente nuestros pensamien– tos á los ajenos; que entonces todos los sermones serían iguales. 139. 4." Los sermonarios son tipos de imitación, mas ,·,sta no debe ser servil; pues resultaría un verdadero pla– g·io, que es vestirse con ropa ajena; y tomar retazos de aquí y alli es destruir el mérito de los sermones, desvirtuar su bondad y formar tal vez un zurcido monstruoso. 140. 5." r,a imitación noble y racional, ha dicho el ci– lltdo Sánchez Arce, "consiste en hacer plegar el genio de los buenos autores á nuestro genio, sin que jamás el nuestro :>e plegue al suyo;, pues lo contrario impide el desarrollo de l;t inteligencia, mata el propio talento. Y siempre debe te– nerse presente que una composición trabajada por sí mis– movaunque no tenga tanto mérito, se expresa con más fue– g-O, con más convicción y energía, mucho mejor que la ajena. 141. 6." La recomienda el Dr. Martínez y Sanz; en el •

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