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76 LECCIÓN VII. bra, en su amor que me alegra, en la serenidad de un her– moso día, en el perfume de las flores que embalsaman los aires... ¡Oh Dios mio! Entono en seg·uida el himno de ac– ción de gracias, y paréceme que todas las criaturas me res– ponden, que las oigo á todas mezclando sus voces con la mía, y arrebatadas de júbilo .formar un concierto unánime en gloria del Criador., 119. 6. o Por comparaciones y semejanzas. San Basilio compara nuestra vida al curso del río, valiéndose de esta am– plifieación: ..Nuestra vida, como sabeis, es á manera de un río que corre de continuo sin cesar, repleto de olas, que al– ternativamente se suceden. Pues una parte ya pasó, otra par– te aún está pasando, una parte ya salió de sus manantiales, y otra parte está para salir, y todos nos apresuramos á ir al mar común de la muerte. " 120. 7. o Por interrogación. Es hermosa esta de San Agustín amplificando su caridad para con su auditorio : "Quid autcrn volo"! Quid desidc1'o?- Quid cupio? Qttm•e loquo1''! Qua1'c hic sedeo? Qua1·e vivo? :Mas ¿qué quiero? ¿Qué deseo? ¿Qué estoy ansiando? ¿Por qué hablo? ¿Por qué he tomado aquí asiento? ¿Por qué vivo? No con otra intención, sino para que con Cristo juntamente vivamos. :Mis ansias son éstas, éste es mi honor, ésta es mi gloria, éste es ini gozo, ésta es mi posesión." 121. Estos ejemplos nos han demostrado que la amplifi– cación uo consiste en aumentar palabras, sino en desarrollar debidamente los pensamientos, á la manera del mercader que va desdoblando una rica tela, y extendiéndola va ma– nifestando la belleza de su campo, la variedad y hermosura de las flores y la viveza de sus colores. 122. También enseña muy htrgamente el P . Granada en su Retó1'ica la amplificación por los antecedentes, concomi– tantes y consiguientes; por las causas y las circunstancias de personas y cosas. Aquí debemos observar que los por– menores de las costumbres, que manifiestan á los fieles las obligaciones que tienen relaciún con el asunto, y las faltas por las cuales se quebrantan, y el modo de corregirse y en– mendarse, son fuentes de ricas explanaciones; pero tenien– do siempre presente esta importante regla que da un escri-.

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