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74 LECCIÓN VII. 3. o La timidez: efecto de un sentimiento demasiado vivo <le la flaqueza propia, ó de las dificultades que ofrece el arte: esta timidez debe alentarse con los motivos poderosos que ofrece al orauor cristiano el trabajar por la gloria de Dios. 4. o La audacia: resultado de imaginaciones demasiado ardientes y fogosas, que es necesario moderar, sobre todo en la juventud. 5. 0 La superabundancia: es una acumulación de pala– bras y frases sin necesidad: esta facilidad descuidada deslíe demasiado cuanto dice, y engendra esa superfluidad y ex– tensión fastidiosa que tanto aburre. Se encuentra princi-. palmente en los jóvenes, que deben procurar evitarla, te– niendo perfecto conocimiento de las materias, y expresarlas con claridad y debida concisión. III. MODO DE AMPLIFICAR. 113. Son muchas las maneras con que se puede hacer la amplificación, y que conviene saber para que ella se nos haga fácil cuamlo nos empleamos en la composición. Se am– plifica por definición, enumemción de pa1·tes, por . imáge– nes, por snposiciones, por efectos, por compa·raciones y semejanzas, por inte1'1·ogaciones, etc. Presentémoslo en ejemplos: 114. 1. 0 Por definición. Ravignán, queriendo manifes– tar la necesidad de la oración, amplifica por definición de' esta manera: "La oración, señores, biilsamo consolador en los males, refugio en el dolor, apoyo en la Jlaqueza; la ora– ción es á la vez alimento y vida de la inteligencia, restituí– da á más alta dignidad. Os asombra mi lenguaje, extrañais mis palabras : no importa, oídlas con atención... La oración. es para el hombre el acto soberano de su razón, lo único capaz de <lar al alma el complemento divino de su vida y las condiciones de orden, de hermosura, de grandeza y de glo– ria, que constituyen su mismo fin y su destino inmortaL" 115. 2. 0 Por enumeración de partes. Fenelón, para probar que la caridad va mucho más lejos que el orgullo, ·.

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