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PROPIAS DE LA PREDICACIÓN. 71 106. ¡Qué hermoso es esto! Oraciones de rnaiiana y litJ<de, que hacen descender el rocío celestial sobre el cora– zún, tal vez marchito, del hombre. Las 01·aciones de acción tlc gracias al Dador de todo bien; el Santo Rosa1·io, gtúr– ualda de flores á María; las j aculatorias á la V.íttGEN; la visita al Santísirno Sacramento, uel Amor de los amores,, llamado por San Bernardo, inculcando mucho la devodón y ul respeto que se le debe; porque hay iglesias que estít como <lbandonado; la Santa J1Iisa; el Via-Crucis; las O?ta'l'l:nta lwras; la visita á la VútaEN ; las p1·ocesiones, en donde os– tentamos las imágenes de Jos héroes del Cristianismo; he aquí, entre otras, las prácticas piadosas que deben expli– carse y recomendarse, animando á los fieles á vencer todo respeto humano. 107. No deben tenerse por comunes y triviales estas materias, pues muchísimos cristianos poco han oído tales explicaciones, "Ymlis en el día, que tales .asuntos tienen con frecuencia el atractivo de la novedad, dice el Sr . Bravo, ya porque muchos predicadores los llesdeüan, ya porque los más de los oyentes sülo tienen conocimientos superficiales en Religión, hasta el punto que los asuntos comunes, bien tratados y bien profundizados, parecen nuevos á la genera– lidad." Los asuntos trillados y comunes han de preferirse á los nuevos y extraordinarios, porque su mi sma g·eneralidad, y el haberse tratado por tantos oradores en todos los siglos, llemuestra su venladera importancia y utilidad. Esto ense– üa San Ligorio. Las personas sencillas que asisten al ser– món, decía este Santo, lo mismo que San Francisco de Sa– les, olvidan fácilmente las divisiones, las pruebas, los giros oratorios, pero conservan una práctica piadosa que se les ha explicado y recomendado, y esto ya es mucho para su salvación. Y adem.ás, que hay medio de quitar el fastidio á la repetición si se procuran nuevos modos de tratar las mis– mas cosas : Non 1/0'Va, sed n01;11 . 108. Ved, predicadores del Altísimo, con lo qne se aca– ba ele manifestar, si hay abundantes materias en el campo <le la Religión santa para predicar con gran gloria de Dios y provecho de las almas. No nos dejemos seducir; busque– mos las venas de agua viva, y dejemos charquitos misera-

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