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70 LECCIÓN VI.-DE LAS MATERIAS nazad con la muerte, sobre todo con una muerte inesperada y repentina, á los que no se cuidan de servir á Dios, y duer– men tranquilos con una conciencia manchada y abominable; aprovechad los instantes favorables para recordar á los pe– cadores la cruz de Jesucristo, sus heridas y su muerte; animad entonces vuestro discurso con tiernos afectos, con expresiones patéticas,_apóstrofes y coloquios propios para conmover, é inspirad tal dolor del pecado, que, si posible es, corran las lágrimas y se escuchen los lamentos del pe– cador. ( Car ta del Santo al P. Balzée en 1549)." III. CEREMONIAS Y PRÁCTICAS DE PIEDAD MUY ÚTILES . 104. La ceremonias de la Iglesia en general son aque– llas bellas y magníficas representaciones con que ella, ins– pirada del Divino Espíritu, sabe revestir todos sus actos., que constituyen el grande, el incomparable culto católico. Para interesarse en él hay que comprenderlo, y no puede . comprenderse si no se explica el significado de las ceremo– nias. Este deber incumbe al orador cristiano. Sobre el par– ticular es oído con agrado, y los fieles sienten un placer na– tural al entender la razón de lo que tantas veces habían visto sin comprender su significaclo. 105. Los enemigos de la Iglesia mucho se han esforzado en ridiculizar las ceremonias de ella; todo esto para depri– mirla y enajenarla el amor de sus hijos. Han tratado de idólatras á los católicos por venerar la cruz de nuestra re– clención, las reliquias y las imágenes de los Santos, y hasta levantaron su voz contra los templos. Pues ved ahi, orado– res sagrados, aquí se presenta poderoso motivo para des– plegar el riquísimo y vasto manto de la Esposa de Jesucris~ to, con que ella se adorna, y contar sus maravillas. ¡Qué tesoro tan abundante de materias, vastos planes de sermo– nes, ideas culminantes, prácticas de piedad, bellezas de la Religión, que para los fieles !muían pasado desapercibidas! ceremonias sagradas que, á haberlas comprenclido, unos se hubieran librado de distracciones durante ellas, y otros no hubieran blasfemado de lo que ignoraban.