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66 r.~:CClÚN VI.-DE LAS l\LI.TERIAS Divino Esposo la ha hermoseado: I'ota pulcll1'a es, amica mea. Hoy se hace más necesaria esta predicación, porque el in– fierno ha desatado todas sus furias contra ella; y como fuera de la Iglesia no puede haber salvación, le conviene al enemi– go del género humano que no sea conocida, á fin de que más y más almas se pierdan, según el principio sentado por San Cipriauo: "No puede teneráDiospor Padre quien no tiene á la Iglesia por Madre." Es absolutamente necesario explicar á los fieles sus NOTAS y PuoPIEDADES para que reconocido su principio de autoridad, sean acatadas y obedecidas sus le– yes como á emanadas del mismo Dios, de quien es digno representante por medio de su augusto Vicario en la tierra el Romano Pontífice. Para ello deberán explicarse sus cua– tro .Notas y cuatro P·ropiedades: NoTAS: 1.", Una; 2.", Santa; 3.", Católica; 4.", Apostó– lica. PROPIEDADES: 1.", Visibilidad; 2.", Indefectibilidad; 3,', Autoridad; 4 .", Infalibilidad. 93. Bien explanado todo esto, sorprende el maravilloso conjunto, arrebata la bellez<t y hermosura de la Iglesia, su poder, su vigor, su majestuoso paso á través de los siglos, en medio de tantas borrascas, persecuciones y sangre, ce– ñida su divina frente con los lauros de tantas victorüts cuan– tas han siilo las batallas libradas, cuantos sus enemigos vencidos. ¡Oh Iglesia santa! ¡Madre querida: Adlum·eat lingttameafaucibtts meis, si non memine1·o ttti: si non pro– posttero JeJ"ttsalmn, in principio lmtitim mem. (Ps. LxJcxvr),· II. POSTRIMERÍAS. 94. El Espíritu Santo ha dicho : Mmnom1·e novissirna tua et in mtm'1tum non peccabis (Eccl. vn, 40): Acuérdate de la Salvación, Muerte, Juício, Infierno y el Cielo, que es lo que ordinariamente se entiende por postrimerías; acuér– date de todo esto, y no pecarás. Los Santos y Doctores de

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