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PROPIAS DE LA PREDICACIÓN. 65 1 •·riosas en el alma del que recibe los Sacramentos; nos ha– ,. ,~n asistir á las hermosas fiestas del cielo ; y cuando se ;Lsiste á ellas con espíritu interior de fe, de recogimiento y •lt~ inteligencia, llenan el alma de un aroma todo celestial y tli vino, efecto de las santas ceremonias. El orador sagrado tlt)be explicarlas al pueblo , llescubrir su sentido, facilitar su in teligencia, hacer resaltar la sabiduría de nuestra Madre la Iglesia, el amor que tiene á sus hijos, que ha querido de •·sta manera solemnizar y honrar los actos más importantes •le su vida, inspirada de su divino Autor . Esto contribuye •m gran manera á realzar el culto católico, aumentar la de– I'OCión de los fieles, y sacar á muchísimos de la ignorancia nn que se encuentran, viéndose por ello privados de un te– soro de bienes espirituales, que no es lícito negarles. 90. Cuando no tiene que hacer más que una simple plá– tica de un Sacramento, podrá dividirla de esta manera: Excelencia del Sacramento, l. cr punto; comprendiendo ;ulemás en dicha indicación su necesidad y sus ventajas. JJisposicioncs r¡ue se 1w¡nieren, 2." punto ; Obligaciones 'fue irnpone, 3. er punto; y al tratar estos dos últimos pun– tos se exponen las ceremonias como explicaciones y pruebas tle la doctrina, con toda la claridad posible, y áun repitién– tlolo cuando conviene. 91. Las pláticas que se acostumbran en el acto de ad- · ministrar los Sacramentos conviene que tengan estas tres enaliditdes: cortas, fer·vorosas y sencillas, porque sirven para preparar las almas á recibir dignamente los Sacramen– tos. ~o puell e negarse que son de gran oportunidad ; aque– lla alocución fervorosa tan inmediata al Sacramento que van ;L recibir, muchísimas veces ha hecho brotar suavemente las lágrimas de los ojos. Ministros del Señor, aprovechemos es– tas solemnes circunstancias para enfervorizar á los fieles á •rne comprendan y reciban agradecillos el don de Dios: Si sr;i1·es donum JJei (Joan. Iv), y esto con palabras llenas de vida, expresión y santo entusiasmo. 92. 7.• Iglesia. Su coNSTITUCIÓN DIVINA. Para amar á nuestra M:adre la Iglesia es necesario conocerla, y para CO· nocerla es necesario oir predicar los dones divinos con que Dios la ha enriquecido, y las bellas perfecciones con que su
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