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PROPIAS DE LA PREDICACIÓN. 59 mas de los hijos de la Iglesia? Conjunto el más hermoso y perfecto de enseñanza para la felicidad de los pueblos, que bastará que el predicador lo sepa exponer debidamente, se– gún la clase de auditorios y sus necesidades. Ved, pues, lo que ha de tratar el ministro de Dios en la cátedra sagrada: l. VERDADES FUNDAMENTALES. 74. Los misterios, el Símbolo, las Virtudes Teologales, los Mandamientos de Dios y de la T glesia, los Sacramrntos, la Oracion Dominical y los deberes de estado forman la base del edificio espiritual, y por consiguiente de aquel sa– ludable alimento con que el sacerdote ha de apacentar á la mística. grey. Del regular desempeño en explicar con clari– dad y precisión todo este admirable cuerpo de doctrina de– pende el mayor bien rle la Iglesia de Jesucristo, que por esto ordena ella por el Santo Concilio de Trento: Pamchi... pascant plcbem sivi commissmn solntrw/1m.s 'rt'J·bis, rloccn– rlo q'UtE sci~·e omnibus neccssa1'ium cst arl saluü·n~-.· y si consideramos que tantos cristianos están hoy ignorantes 1le los primeros rudimentos de la Religión, olvidar este deber de enseñar á quienes toca, no puede dejarles ·tranquila la conciencia. 75. Fleury en el Prefacio de su Catecismo decía tam– bién: "Se ven á un personas devotas que han leído muchos libros espirituales, y conocen gran n(¡mero de prácticas de piedad, pero que aún no han aprendido lo esencial de la Re– ligión." ¿Qué será, pues, de aquellos que no son personas clevotas? Aflige este dato revelador, pero no por esto deja de ser cierto. Aterrado por la misma observación, el P. r_,e ,Jeune, refiere de sí mismo que durante cuarenta años, en cualquier lugar que predicase el Adviento ó la Cuaresma, explicaba casi todos los !lomingos y fiestas, al fin del ser– món, los misterios, los Sacramentos y las disposiciones para recibirlos. "Si teneis celo por la gloria de Dios y la sa,lva– ción de las almas, añade este célebre misionero dirigiéndo– se á los predicadores, haréis lo mismo: de otra suerte los