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DE LÁ ELECCIÓN DE MÁTERL\S. 53 "i;ulo al hombre, toca vivamente al corazón, le impulsa á praeticar la virtud y huir el vicio; y al hombre, repetimos, 1111 le pesa oir la verdad; Jo que le repugna es practicarla. l•:u suma, mientras que el predicador habla sÍilo en nombre ,¡., la razón, la de sus oyentes está acorde con una 1lor-trina opm no es superior á sus alcances, y que no tienn ni más :~ut.oridad ni más sanción que la sanción y autorid:ul hn– lll anas; pero cuando se le habla en nombre de Dios, cuya :~ut.oridad no se puede eludir, murmuran como Jos lliscípu– lu~ : IJurus cst !tic SC1'?1W, ct quis potcst i'1tm audire?" 67. El predicador clebe hacerse cargo de su ministerio sagrado y del lugar elevado que ocupa, y en manera alguna old1e hacer caso de Jos caprichos ele un auditorio que acude :~nsioso de oír novedades, ni de los sabios según el mundo, qne no hablan sino de progresos y civilización, y consideran la Religión como á contraria suya. "El predicador, ha di– dto el abate Mullois en su Curso de .E'loc¡wncia Popltla;r, ,.¡ predicador tiene tras de sí 1liez y ocho siglos de ciencia .\' <le virtud que han creído lo que él 1lice.. ., más tle diez mi– llones ele Mártires que han muerto para atest.igmtr la ver– olad de lo que él dice, y por sobre toLlo esto la gran voz ole Dios que le grita: Hctbla, !tabla, no tengas miedo, yo r·stoy contigo: Loqltcre, noli tbne1't!, ego tecum sum., 1 remos de hablar y convertir con la palabra de Dios y no eon la filosofía; con esta divina palabra hemos de arrancar, olestruir y derribar los vicios, y con ella hemos de edificar y plantar virtudes: Bccc derli vc1·ba rnea in m·e tno... ut r•ncllns ct destrnas, ct disperdas ct clissipcs, ct cedijiccs ct plantes. (Jerem. r) . Esa manera humana de predicar la con– llenaron los Santos Padres. "E sos oradores, dice San Agus– tín , no predicarán cosas malas: Non r¡_ttidcrn ú~iqtta dicltn– ltw; pero harto mal es predicar al pueblo cristiano una oloctrina pobre y sin importancia con gran aparato de pa– labras: I n popnlo graú... exigua ct fragilia bona. spurnco .,,..rborwn ambitu ornantur., E s de oro esta sentencia: «La 1\locuencia que agrada al siglo no alimenta la fe;, y "~o es 1\Xtraño, dice San I sidoro, porque los que van á oír tales iliscursos buscan el placer que resulta de una composición estudiada, no la verdad de la doctrina. " Sin espíritu de Dios,
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