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50 LECCIÓN V.-NECESIDAD Advientos, meses de Mayo, pueden muy bien formarse cur- · sos de sermones sobre los dogmas, moral, doctrina cristia– na, y bellezas de nuestra santa Religión; así como aprove– chando las novenas pueden explicarse las bienaventuranzas, las siete peticiones del Padre n-uestro, etc. 63. Sería inoportuno y hasta injurioso reprender desde el púlpito crímenes y vicios de los cuales está exento el auditorio; como condenar errores y herejías de los cuales tal vez ni siquiera tienen noticia, si estas invectivas contra el vicio y el error no las excusara un peligro inminente de perversión, de contftgio que amenaza á la grey de J esu– cristo, ó el deseo de estimular á los presentes á no imitar las malas costumbres de los ausentes, como vemos que con frecuencia practicaron San Crisóstomo y San Agustín. Por ejemplo se lamentaban de la conducta de los cristianos que no asistían á los sermones, lloraban por los que no veían presentes, y reprendían con fervor tales descuidos. A pri– mera vista esto parecería inoportuno, pues ni los presentes lo habían menester, ni los ausentes podían oir. Pero ya lo he dicho, era para preservar á los buenos; y también "para que mis instrucciones, decíales San Crisóstomo, lleguen por vuestro medio al oído de los que no asisten." En su céle– bre sermón de los espectáculos: Ad ci1·censes ludas, cuando ve llorar sin consuelo al auditorio de Constantinopla ante su terrible conminación, adolorido el célebre orador, se vale de esta admirable precaución oratoria: "Este amargo llanto me prueba que ninguno de vosotros ha asistido al circo, y que no están entre vosotros los culpables., La misma razón de obrar de esta manera tenía San Agustín : Loqttamur et curn absentibus: erit ad eos vox nost1·a 1nemoria vr:stra . Aprendamos de tan consumados y elocuentes maestros. 64. Aunque es grande la obligación de instruir, debe evitarse con todo cuidado todo aquello quefácilmente pollría turbar á los fieles poco instruidos, y series motivo de es– cándalo, como son lps misterios de la predestinación, de la gracia, las doctrinas con ellas relacionadas, cuestiones du– dosas, ó sutiles, objeciones no conocidas de los oyentes, in– exactitudes en el dogma y la moral, exageraciones peligrosas, sobre todo acerca la dilación en convertirse. Hallándose un