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38 LECCIÓN !V.-SUS FUENTES se pierden para la elocuencia del púlpito por carecer de est~ indispensable estudio! , se exclama Martínez. Otros muchos, dotados de bellas disposiciones, pronuncian discursos, que por su estilo elegante, por su lenguaje correcto, y áun por el mérito de los pensamientos, captarían justamente la aten– ción de una Academia; sin embargo, pronunciados en la cá– tedra del Espíritu Santo son como una harmonía que tan sólo recrea el oído, dejando fría el alma; sus palabras son bellas, pero no pasan de ser palabras del hombre; fáltales aquella vida esencial, aquella savia vivificante, aqttel sabor celes– tial, aquella dulce emoción y aquella unción penetrante que sólo viene de Dios, que sólo se aprende en la Sagrada Es– critura y que sólo se expresa en el lenguaje de los Libros Santos. ¡Bella estatua sin vida! ¿Quién le infundirá el so– plo vivificador? Sólo la palabra de Dios. Hermosura fatua, privada del espíritu que todo lo anima y da ser á las cosas: el espíritu de Dios manifestado en su divina palabra. Vues– tros discursos son bellos, pudiéramos decirles como San Jerónimo á Paulino ; teneis buenos principios; ¡oh, lo que pu– diérais ser dedicándoos al estudio de las Sagradas Escritu– ras! Si en vuestros discursos pudiéramos encarnar el estu– dio de esos libros, nada habría más bello y más docto, nada más dulce y sabroso: Si lwbe1·es lwc fundamentum imo si quasi e:.ct1·ema manus oper i ttto inrhtceretur, nihil pul– chrius, nikil doctius, nihil dttlcius... tztis haberemus volurninib1ts. "¡Oh! continuaba el Santo á Paulino, si á es– tos dones naturales de prudencia y elocuencia con que el Señor os ha enriquecido, se agregara el estudio y la inteli– gencia de la Sagrada Escritura, ¡qué pronto llegaríais á la cima de la elocuencia! Httic pnulentim et eloquentim si accederet vel stttdiwn vel inteligentia 8criptura?'Wm, 'Di– derem te b1·evi arcem tenere... , Estudiemos, meditemos las Sagradas Escrituras, y entonces nos llenaremos de su ce– lestial sabiduría, la manifestaremos á los hombres y coope– raremos á su eterna salvación. 47. 2." Santos Padres. El estudio de ellos se sigue in– mediatamente. Ellos son los intérpretes de las Sagradas Es– crituras, y los grandes maestros por excelencia del púlpito. Para todo esto han recibido luces especiales de Dios. En la

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