BCCCAP00000000000000000000265

INSTRUIR, DELEITAR, CONMOVER. 27 ,·ere possimus, qui pie, qui modeste, q1Ii gmviter, qui li– lie·rc, qui crudite, qui eloquentm·, r¡ui accomm'odate, qui ¡w11denter verbum JJei tr-actet. (Dr. Diego de Payna An– tlrade). 29; Y el Ilmo. obispo D. Francisco 'l'errones, en su li¡strucción de Predicadores, dice: "En nuestros tiempos habemos conocido al P. Maestro Juan de Avila, y al Padre Lobo y á otros santos varones, que no revolvían muchos libros para cada sermón, ni decían muchos conceptos, ni esos que decían los enriquecían mucho de Escritura, ejem– plos ni otras galas; y con una razón que decían y un grito que daban, abrasaban las entrañas de los oyentes. Dios por su misericordia resucite en su Iglesia el espíritu de estos ~autos varones, como lo piden las necesidades de los fieles; ni permita que sea cierta la proposición del venerable Padre Gaspar Sánchez, jesuita, ilustre intérprete de la Sagrada Escritura, varón de gran santidad, que decía: que la pre– dicación aseada y culta, sin vigor y sin espíritu, en que el predicador se predica más á sí que á Cristo, era la mayor persecución que la Iglesia de Diós padeda en estos tiempos." 30. Hemos querido citar estas autoridades, ya para evi– tar abusos en materia tan delicada, ya para hacer notar de qué motivos procedían aquellas duras recriminaciones con– tra los adornos retóricos, ya para que vea el predicador el justo medio que se le presenta para anunciar con fruto y dignidad la divina palabra, no apartándose tlel camino tri– llado por los Santos Pa!lres y fervorosos varones; pues no hay duda que así como el excesivo cuidado de agradar que manifiestan algunos, es, además de lo que llevamos dicho, indigno del sublime ministerio evangélico; así también es cosa muy laudable y provechosa que el orador sagrado no deseche los atractivos de una elocuencia sólida y verdadera. "Existe, dice el Sr. Bravo, en el corazón humano un secreto é involuntario aprecio hacia el hombre elocuente, que cau– tiva la atención, despierta el interés, y tiene á todo el audi– torio suspenso de los labios del orador que sabe aprovechar oportunamente los recursos del arte, las disposiciones de su ingenio. Pongamos esta noble facultad al servicio de Jesu– cristo, en Jesucristo, por Jesucristo, con amor, con ternura,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz