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VOZ Ó r,ENGUA,JE ORAL. tando hacerla aparecer más dulce y miis delicada, ó más fuerte y más llena de lo que es en sí, ~in o r¡nr. salga espon– tánea y natural. Es tan importante e~to, que el Sr. Martínez Sauz ha dicho sobre el particular: "Esta es la única regla que se puede dar, y ella basta., 544. Regla 9." Emncicro. Cuanto más se cultiva el instrumento de la voz tanto más se desarrolla y fortitiea; pero desde el momento que se descuida, va debilitándose y llega á perderse. Por esto se observa que, en igualdad rle circunstancias, á los predicadores, lectores, y cantores de ejercicio continuo en sus oficios se les aumenta notablemente la voz, con acentuación más pronunciada. Conviene, pues, ejercitarla con lecturas en alta voz, ó declamación de pie– zas oratorias. De estas condiciones dellengunj e oral se de– ducen como corolario algunos vicios opuestos, dignos de notarse. H.-VICIOS OPUF.STOS Á LA PlWNUNCIACIÓN. 545. l. o Gritos clesaforados de orallores violentos, á. cuyos semejantes ridiculizalm Cicel"ún: L MNtnt jmn qn i– dmn, non loq_wuntttr m·ator·es. "Los predicadores que tie– nen pocas cosas buenas que decir, por lo ordinario son los que se agitan más en la pronunciación, dice el Sr. Sánchez; ellos son estériles en razones y fecundos en gritos, como si con éstos lograsen el convencimiento y la persuasión. Ade– más, estos excesos en la pronunciación alteran y arruínan el temperamento más vigoroso, y conducen rápidamente lt la pérdida de ht salud y á una muerte prematura. " Para evitar esos excesos vigilaba mucho San Vicente de Paul sobre sus misioneros. Sin embargo, no hay que confundir la energía, fuerza y vehemencia de la expresión razonable y mesurada, con la violencia y furor. 546. 2. o La pronunciación acelerada de las finales, que hace que no se perciban. 3. o Una lentitllll pesada, que parece arrastra las palabras por la arena. 4. o Ahuecar la voz é hindmrla de una manera afectada y pedantesca.

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