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ARTE, IMITACIÓN, EJERCICIO. 19 ------ l:t práctica los defectos que tienen. Ser perfecto orador en todas sus partes es muy dificil, y por esto hay oradores que :4aben muy bien las reglas, y al ponerlas en práctica co– meten muchas faltas: orador habrá que tiene pureza de len– guaje, y le falta movimiento oratorio; otro será notable en e! lenguaje de acción, y será defectuoso en la r.larida<l de ideas, en la elección de las palabras, y así, encontrar orador que sea perfecto en todos los números de la oratoria, es bastante difícil, y por esto con el continuo ejercicio pueden corregirse las faltas y alcanzarse más ómenos la perfección de la elocuencia. Y así, persuádanse los jóvenes que el qjer– cicio de la elocuencia, mientras ellos pongan todo su conato en alcanzarla, tardeó temprano les hará poseedores de ella. Los tres medios, pues, indicados, á saber: Arote, imitación y ejercicio, constituyen poderosamente el perfeccionamien– to de la elocuencia. 18. Nos place por ahora decir con un escritor, citado por Sánchez: «Si después de un estudio reflexivo de los me– jores modelos, y un ejercicio continuo <le componer y de comparar vuestros clébiles ensayos con la perfección de los originales, llegais á ser señor de vuestras palabras y de vuestros pensamientos; si de los muchos pensamientos que concibe vuestro corazón sabeis tomar unos y dejar otros; si sabeis acomodar el discurso á las personas, al lugar, al asunto, con sencillez sin bajeza, gracioso sin artificio, su– blime sin hincltazím, si sois eficaz, alentado, grande; si no sois impertinente, desmayado, pueril, grosero, sois orador. " LECCIÓN 111. Suó J.!ineó: inótruir, deleitar, conmover. 19. Tres son los fines de la retórica: ensei'itw, deleitm· y comno'De1•. Todo el artificio de la retórica á esto se re– duce; cualquier de estos tres fines que falte queda manca la predicación, porque si falta la inslNtcción en el discurso,

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