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IMPROVISACIÓN. 213 tos tan intrincados, espinosos y delicados que deberán escribirse y no fiarlos á la memoria, ni al calor de la impro– visación, sino las fáciles explanaciones que se ocurran. 504. 4. 0 Método. Bosqnrjos. Consiste en limitarse á formar. un bosquejo, borrador ó esqueleto <lel sermún, que contiene solamente la indicación de sus divisiones, subdivi– siones y principales pruebas. Pratmans dice: «Hay muy pocos predicadores que puedan prometerse que con una preparación tan corta sabrán hablar sólid~tmente y con cla– ridad, y dar á sus discursos el orden, el interés y la fuerza que exigen l:t dignidad de la palabra de Dios y la salvaciún de las almas." Podemos afirmar que sólo podrán lograr esto los predicadores de ciencia y experiencia, y que han adq~¡i­ rido ya mut gran superioridad. 505. 5. o Método. No escribi1· nada y REFLEXIONAR sólo algunos instantes antes de hablar. Cuando ha lleg·ado el caso de poder dirigir al pueblo la palabra sin necesidad d~ escribir, debe antes precisarse la materüt, plan y marcha del sermón. 506. 6. 0 Método. En fin : AJWCnrlr'7' JJ rrcitar sermo– nes ajenos. Hay casos en que esto puede tolerarse. Véase la Lección IX, sobre los Sermonados. 507. De toda esta Lección sacaremos los siguientes co– rolarios: l. o No conviene predicar al pie de la letra los ser– mones íntegros: 2. 0 Es mejor escribir sumarios; ya para ganar más tiempo, ya para que la recitación sea más calu– rosa. 3.• Para la improvisación se rer¡uiere: Talento capaz de abrazar en una extensa y completa síntesis todas las partes del discurso, para coordinarlas. 508. Conclnímos esta importante Lección con este tan acertado y salu1lable consejo del Sr. Martínez y Sauz: "Los jóvenes, dice, en los primeros años del ministerio deben es– cribir con esmero sus sermones, y pronunciarlos de memo– ria; más adelante deben escribirlos, meditarlos y pronun– ciarlos sin atenerse literalmente al manuscrito; y cuando, merced á este tmbajo, hayan arlqniriilo sana y copiosa doc– trina, madurado sn juicio, clepurado su gustQ y formado un buen estilo, entonces entrégnrnse confitu1amente á la im– provisación, y miren como enojosa y pocn 1ligna ocupación,

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