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IMPROVISACIÓN. 211 dose en dar expansión á los impulsos del momento, á las im– presiones que les dominan. 498. Haber de recitar palabra por palabra 11n discurso, presenta no pocas y serias dificultades é inconvenientes. "El primero, dice el Sr. Bravo y Tudela, es que exige mu– cho tiempo, mucha fatiga y gran valor para sobrellevar el aburrimiento y el hastío inseparables de sujetarse á apren– der todo un discurso de memoria. El predicador que no sepa predicar sino palabra por palabra, carecerá muchas veces de tiempo, de paciencia y del valor necesario para tomarse un trabajo tan penoso, y fácilmente llegará á descuidar el deber de la predicación." Además del peligro de perderse en el sermón, no pueden seguir los impulsos que durante él inspira el Espíritu Santo; aunque las circunstancias exijan otra cosa en los enfermos, no pueden cambiar en lo más mí– nimo la receta escrita, y, según la hermosa expresión de San Ligorio, parece que llevan la lección presa con alfi– leres. 499. Una Regla geneml para ello: l. o Apréndase ante todo el manuscrito con reflexión, sin fijarse en las palabras, sino en las ideas, el fondo y las divisiones, ejercitándose después á solas en el aposento en el gesto y las expresiones. 2. 0 Después de esto, procúrese aprender palabra por pala– bra, sobre todo el principio y final y trozos más interesan– tes, como si se intentase recitarlo al pié de la letra. 50.0. 3. 0 Método. Swnarios. Consiste en escribir todo el fondo del disenrso sumariamente, anotando las ideas q~le deben entrar en él, el orden de la exposición, las divisiones, los párrafos, las transiciones, los movimientos ó afectos pro– pios para cada sitio del discurso, las principales expresiones y las más notables figuras, pero sin fijarse en las palabras que_ deben expresar cada idea. Este método viene después del anterior, y presta grandes encantos y soltura al discurso; tiene más espontaneidad, más fuerza y calor, y las imáge– nes y comparaciones nacidas en aquel instante son de más feliz éxito; sale con más vehemencia la palabra, y desde el momento en que alguna cosa no ha sido comprendida, pue– de hacerse cualquier aclaración bajo las formas más opor– tunas, hasta que el auditorio esté en completa posesión de 1~ verdad que se le inculca.

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