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206 LECCIÓN XXXVI. LECCIÓN XXXVI. Improvióa:ci6n. 480. La Jmp1·ovisacidn no consiste en subir al púlpito, y decir sin preparación cuanto viene á la boca, exponiéndo– se á profanar la palabra de Dios, que esto sería ir contra d precepto que el Apóstol daba á 'fimoteo su amado discípulo: Recte t1·actatmn verb1t1n ve1·itatis. Cuando menos supone una preparaci6n general y remota, á saber, que el orador ya tiene conocimiento exacto ele lo que ha de hablar, y más ó menos facilidad para expresarse. Y por tanto, el que ha hecho bien sus estudios, y tiene facilidad de expresión y me– moria, ya posee esta remota y habitual preparación para improvisar. 481. Todas estas condiciones se requieren para la im– provisación, y esta simultaneidad de operaciones nos hace ver cuán admirable es ella. "El espíritu, ha dicho un escri– tor, por nna agilidad pasmosa, ocupaclo al mismo tiempo de las pruebas, ele los pensamientos, de las expresiones, de la disposición, del gesto, de la pronunciación, y marchando siempre delante de lo que se dice actualmente, prepara lo que se ha de proveer sin cesar y sin interrupción á la pala– bra, y guarda como en depósito á la memoria, que con ma– no fiel lo devuelve al orador al punto señalado, sin adelan– tar ni retardar sus órdenes ni un momento. " 482. Dificultades de la improvisación. Para conocer estas dificultades, no hay más que recordar la multitud de reglas que hemos presentado para la digna manifestación de la divina palabra, y teniendo presente por otra parte cuán limitallas son nuestras facultades, por más que hayan sido cultivadas, veremos que no es tan fácil la improvisación, ni es privilegio de muchos si ha de tener las cualidades debi– das; y áun con todo esto hay días felices y también días des-
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