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1 EJERCICIOS DE COMPOSICIÓN. 205 476. 3. 0 T1·aducir al idioma patrio las bellezas, ya de la Sagrada Escritura, ya de los Santos Padres. Los esfuerzos c1ue se hacen para verter con toda exactitud el original, obli– gan á empaparse de sus bellezas, de sus formas y de sus pensamientos, de donde resulta una admirable facilidad para la composición. 477. 4.• La imitaáún, que consiste en convertir en subs– tancia propia las ideas y sentimientos de los otros, valiéndose del propio ingenio para esta delicada .labor, en ht que, evi– tando el plagio de copiar, que siempre es censurable en un escritor, se imita á la abeja laboriosa, que, sobre delicadas flores, forma sus ricos panales. Virgilio se formó imitando á Homero; Cicerón se inspiró leyendo á Demóstenes; Horacio imitaba á Píndaro. Del mismo célebre Bossuet se ha obser– vado que tuvo felices imitaciones. Cosa por cierto laudable. San Agustín y el Crisóstomo le fueron familiares. 478. Concluiremos con esta observación. Aunque la imi– tación tiene sus ventajas, con todo debe cuidarse de no per– der el carácter peculiar que forma el estilo propio de cada uno, mientras sabe asimilarse el fimLlo y los conceptos de los demás dándoles nueva energía ; y más todavía, saberse pasar sin tales ventajas, para que cmmdo haya necesidad de producir y le faltan modelos, sepa marchar sin ajeno auxilio guiado de su propio geuio. Por consiguiente, de cuan– to dejamos sentado en esta Lección en nada intentamos en– cadenar el genio propio de cada tmo ; sino que antes bien, después de estos primeros ensayos, y así que se vaya ejerci– tando, tienda raudo vuelo en los anchurosos espacios de la elocuencia sin perder de vista estas Reglas que le prestan tanto auxilio, y con las cuales hará sólidas, bellísimas y elo– cuentes composiciones. 479. En cuanto á las IJiferentesjorrnas de p1·eparar los sermones, lo trataremos en la Lección siguiente de la Irnprovisación, ya porque esta entra poco más ó menos en las diferentes maneras de preparar los sermones, excepto cuando se escriben por entero, ya porque aquellos que no tie– nen facilidad de improvisación vean á continuación cuál ma– nera de preparar los sermones les conviene.

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