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196 LECCIÓN L'CXV. LECCIÓN XXXV. Ejercicio6 de compo6ici6n. 456. Habiendo visto ya toda cuanta clase de element.os se necesitan para el discurso oratorio, tanto en el fondu cuanto en su forma, sus constitutivos esenciales, su belleza, sus atavíos y su plenitud de vida, aquí es en donde viene bien tratar de su complemento, es decir, ele la terminación ele la obra oratoria: los ejc1·cicios ele cmnposicidn. Esto es muy necesario. La In-vención nos ha prestado los materiales; la IJisposicidn nos ha manifestado su forma y colocación; la Elomtcújn, sus adornos para revestirlos ele brillo y hermosu– ra. No nos queda ahora sino poner manos á la obra. Descen– der al terreno práctico de la composición. Composición de un discurso es presentar los materiales acopiaclos en el orden y estilo convenientes. Estos ejercicios de composición son de una ¡•bsoluta necesidad; de lo contrario muchos talentos quedan enterrados por la poca facilidad de expresarse, ni de enseñar á los demás, sin que puecl:m derramar ni repartir á los otros los tesoros de su inteligencia. 457. "Preciso es no olvidarlo, dice el Sr. Sánchez Arce; el ejercicio de la composición es lo que facilita la elocución; él es el que forma el estilo del lenguaje de los oradores; él es el que excita la imaginación; él es el que familiariza al predicador con las palabras y con los giros que debe dar á sus discursos, y da, en fin, la facilidad á las obras clel espí– ritu, como el ejercicio clel cuerpo da agilidad á los movi– mientos del cuerpo., Estos ensayos de composición han de ir paso á paso, de lo poco se llega á lo mucho, y más tarde un feliz resultado coronará los esfuerzos. Aunque tales com– posiciones á primera vista para algunos parezcan dificiles, sin embargo, la constancia y el continuo ejercicio las vol-
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