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FIGURAS DE PURO ADORNO. 193 majestad de sus narices caus:t terror. Escarba la tierra con su pezuña; encabritase con brío; corre al encuentro á los armados; desprecia el miedo y no cede á la espad:t. Sobre él sonará la aljaba; vibrará la lanza y el escudo; con hervor y relincho muerde la tierra, y no :tprecia el sonido de la trompeta. Luego que oye la bocina, dice: ¡Ah! Huele de le– jos la batalla, la exhortación de los capitanes y la :tlgazara del ejército. " 449. La 1Jesc1·ipción pinta lo exterior, las cualidades j'isicas; la Etopey{t, las costumbres, el genio, las cu:tlida– des mm·alcs; son propias de ésta las pinturas morales, v. gr., una viva pintura del estado interior de una alma pe– cadora. 450. 2." Expolición ó exornación. Adorna el pensa– miento con repetición de voces equivalentes para impri– mir con más fnerza alguna verdad en el ánimo. Es para el pensamiento lo que la sinonimia para las ideas. Mas debe evitarse una verbosidad fatigosa qne nada de nuevo dice, porque sería una expolición 'l'tr:iosa. En las obras de San Euquerio se expresa la santa tristeza <lcl S<mto en esta ExjJolición: "El género humano, <lice, corre rápi<lamente hácia el sepulcro, y todas las generaciones marchan una á una con los siglos. Nuestros padres caminaron los primeros, nosotros iremos también, nuestros nietos vendrán en pos de nosotros, y al modo que las olas empujadas unas por otras, se estrellan contra las orillas del mar, así todas la.s edades se siguen, se empujan y terminan con la muerte., 451. 3." Comparación. 'riene más alta trascendencia de lo que á primera vista podríamos figurarnos. Atendida nues– tra naturaleza, nosotros no alcanzamos las ciencias ni pro– gresamos en ellas sino por medio de comparaciones que nos ponen en claridad y evidencia la verdad en cuanto está á nuestros alcances. Vemos que los preceptores y los grandes maestros, áun de las ciencias más abstractas, la tienen en boga, y el mismo Angel de las escuelas en cuestiones tan elevadas como trata de metafí sica y moral en su Swna Teo– lógica, á cada momento tiene la comparación en sus labios; y es que nada aclara tanto las ideas y nos hace comprender las cosas como las comp{wacioncs. No extrañemos, pues, lS